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Pósito nocturno: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)
Aquella primera vez en el que el viajero contempla su el final de su camino fue tema en el artículo de ayer, y también en algunos otros anteriores. Digamos que esa primera vez, esa primera e inolvidable sorpresa que depara el paisaje al viajero es inherente al viaje. Seguimos hoy, por tanto, con el paso de Augusto Floriano Jaccaci (1857-1930) por Campo de Criptana, allá por finales del siglo XIX. Vino Jaccaci acompañado de un manchego de la zona, Ezequiel, que, aparte de guiar por los caminos al viajero, se sabía muchos chascarrillos, y muchos refranes, y, siempre que había ocasión, asombraba al francés nacionalizado norteamericano con alguna de sus ocurrencias. Recordamos que los detalles del viaje los recogió Jaccaci en su exitoso libro, que primero se publicó en inglés, luego en versión francesa y, finalmente, en 1915, se publicó también en español (véase: Viajeros en Campo de Criptana: De la primera vez que Augusto Floriano Jaccaci descubrió allá, en la lejanía, los molinos de viento, Campo de Criptana, 1901). Citaremos aquí la versión francesa, puesto que es en la que apoyaremos las observaciones que siguen: Au Pays de Don Quichotte (París, Hachette: 1901).
Iba el viajero pro el camino rumbo a Criptana y en la lejanía pudo vislumbrar sus molinos de viento. Fue su primera vez, su primera impresión de Criptana. Esa que nunca se olvida. Y entró en el pueblo. Un dibujo de Daniel Urrabieta Vierge, publicado en la página 150 del libro, recoge ese momento, justo delante del edificio del Pósito criptanense, tal y como está hoy. Y dos guardias civiles a caballo le acompañan. Así dice el pie de dibujo:
Entrée de l’artiste a Crijitano derrière son escorte de guardias civiles.

En la plaza de Criptana: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2003)
No extrañe al lector esto de «Crijitano». Es una errata omnipresente a lo largo de todo el libro, en lugar de Criptana. En otro dibujo del mismo Vierge que ilustra en este caso la página 151 encontramos otra escena del Criptana de la época, pero en este caso no podemos identificar el lugar del plano criptanense en que tuvo lugar. Dice el pie de dibujo:
Distribution de pain aux mendiants de Crijitano
Es decir, la distribución de pan a los mendigos de Criptana. Y continúa el recorrido de Jaccaci por Criptana. Hay que buscar la posada, y es la hora de la siesta (págs. 151-152). Y llegaron a la posada, y también la dibujó Vierge, tal y como la vemos en la página 152 del libro. Tanto y tanto ha cambiado Criptana que no podemos identificar el lugar, aunque podría parecer la vieja plaza mayor, allí donde en otro tiempo hubo unos soportales, pues soportales aparecen en el dibujo, con una primera planta en la que sólo dos ventanucos rompen la uniformidad del muro. Una tartana con dos mulas espera en la puerta. A Vierge no se le escapaba un detalle.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO