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Y faltaba la torre (Cuadro "Plaza de Criptana"): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)

Y faltaba la torre (Cuadro «Plaza de Criptana»): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)

La plácida vida cotidiana de Campo de Criptana, en aquellos días de finales de mayo, ya días quizá con calor, no tanto como en verano pleno, pero ya con calor, días luminosos de La Mancha, de campos aún verdes, de noches frescas, de brisas suaves y alguna que otra tormenta… la plácida vida cotidiana de Campo de Criptana quedó a un lado por unos días, porque todo el pueblo se revolucionó con las festividades de inauguración de la nueva iglesia parroquial, construida sobre aproximadamente el mismo solar que ocupaba la anterior, aunque quizá la nueva más hacia el norte, dejando una plaza más libre y más amplia, para que fuera Mayor, después de ser durante muchos años del Generalísimo. Cambió mucho el panorama de la Plaza criptanense, y no parecía ya, con la nueva iglesia, la misma que había sido con la antigua. El paisaje había cambiado, un nuevo edificio se erigía, aún sin torre, pero ya se podía inaugurar, porque había ganas, y muchas, de hacerlo.

Como decíamos en los días anteriores, el periódico Lanza, en su número de 28 de mayo de 1958, publicaba una página completa dedicada a Campo de Criptana con motivo de la inauguración de la nueva iglesia. Entre los textos publicados figuraba el programa de actos a celebrar, con comienzo el día 29 de mayo y final el día 2. ya de los actos del día 29 hablábamos en el artículo de ayer (véase: Fue un 30 de mayo… la inauguración de la nueva iglesia parroquial, Campo de Criptana 1958, III: Los actos de la víspera). El día 30 venía cargado de actos, ya desde la mañana temprano, porque en los actos festivos del Campo de Criptana de aquel tiempo se madrugaba, y mucho.

La Plaza: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

La Plaza: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Y así, a las 6 de la mañana despertaron a los criptanenses los sones de la diana de la banda de cornetas y tambores del Frente de Juventudes. Era el Campo de Criptana de otros tiempos muy aficionada a este tipo de dianas, y no había acontecimiento que no tuviera una. Cumplían, supongo, la función de despertador. Y como la fiesta era esencialmente religiosa, no podía faltar la misa, que fue de Comunión General, y se celebró a las siete y media de la mañana. Fue en el altar de la Misión, y estuvo oficiada por el obispo prior con veinte sacerdotes para distribuir la comunión.

El acto central del día vendría a las diez y media de la mañana. Tendría lugar entonces la «solemne bendición» de la nueva iglesia a cargo del «Excmo. y Reverendísimo Sr. Doctor D. Juan Hervás Benet», que era el tan citado obispo prior de las Órdenes Militares. Asistirían también el ministro de la vivienda de entonces, José Luis Arrese, además de jerarquías eclesiásticas del momento. Luego, habría una procesión para trasladar el Santísimo a la nueva iglesia. Se hizo todo, pues, a lo grande.

Aquí lo dejamos por hoy, porque se alarga el artículo. Continuaremos mañana retomando el programa a las 12 del mediodía del 30 de mayo.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

 

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