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Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que las excursiones escolares eran rara avis, fenómeno más bien esporádico, efeméride para recordar por mucho tiempo, y por ello, también objeto de noticia en la prensa de la época. Un ejemplo lo encontramos en la excursión de niños criptanenses a Despeñaperros que, a su paso por Valdepeñas, tuvo un multitudinario recibimiento en el que no faltaron las autoridades civiles y escolares de la localidad. Esto fue allá por mayo de 1928.

Hubo recibimiento, pero no quedó ahí la cosa, porque hubo tiempo para más… no fue tan efímera y fugaz la cosa como en la berlanguiana Bienvenido Mister Marshall. Hubo un respiro para los viajeros y hubo tiempo para discursos, por las dos partes: Hubo un discurso de bienvenida de Valdepeñas a los criptanenses, y hubo un discurso de los criptanenses a los valdepeñeros, porque en estas cosas es bueno corresponder como se debe, y en esto del protocolo las cosas eran en aquellos años como debían ser. Cómo fue todo aquello lo sabemos gracias al periódico Eco de Valdepeñas, del 28 de mayo de 1928.

He aquí, pues la crónica de los acontecimientos. Llegaron los niños criptanenses a Valdepeñas en sábado, a las 9 de la mañana. Pero no fueron puntuales, sino más que puntuales, porque la llegada tuvo lugar veinte minutos antes de lo esperado. Todo estaba preparado en Valdepeñas. Allí esperaban «el maestro nacional y teniente alcalde don Jesús Baeza» y, muchos más:

Poco después fueron llegando todos los maestros, con nutridas comisiones de niños de sus respectivas escuelas y banderas al frente, y autoridades y concejales.

A continuación nos da cumplida cuenta el periódico de los componentes de la expedición criptanense. Iba a la cabeza el alcalde criptanense, Eduardo Cueto, «señor muy amable y gran simpatía». Iban también los maestros nacionales Eduardo Laguna y Deogracias Estavillo. Y los niños eran:

Luis Miras, Manuel Muñoz, Gregorio Bastante, Galileo Alarus, Jesús Galindo, Julio Bustamante, Angel Olivares, Juan José Beamut (sic, por «Beamud»), Nicasio Hernández, Juan de la Cruz Pintado, Juan Santiago Manzaneque, José María Manzaneque, Manuel Naharro, José Vicente García Casa Rubios (sic, por «Casarrubios»), Santiago Bustamante, Julián Porrero y Ramón Carrasco.

Y he aquí cómo fue la bienvenida. Hubo, según nos dice el periódico, «saludos de rigor». Y se repartió a los niños criptanenses unas hojas en las que se les daba la bienvenida y una reseña del «hecho histórico del Seis de Junio y Plaza de la Independencia», en la que habían sido recibidos. De allí fue toda la comitiva al hotel Cervantes, donde se sirvió el desayuno, con un regalo de cajas de dulces para los excursionistas. Además, el industrial Vicente Rodríguez «les regaló una gran caja de pastas y galletas», sigue diciendo el periódico.

Y de allí se pasó al Ayuntamiento. Y en el salón de actos hubo una recepción infantil, en la que un niño de Valdepeñas dio el discurso de bienvenida. Es largo este discurso, por lo que aquí no lo incluiremos. Es tan largo que incluso no sabemos si lo incluiremos en otro artículo o no. Es tan, tan largo, que no sabemos si este artículo será el comienzo de una serie o acabará aquí, porque la parte del león ya está dicha y lo demás son complementos retóricos que no sabemos si interesarán mucho al lector. A lo mejor no… o a lo mejor sí. Ya veremos.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

 

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