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Viñedos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Viñedos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que los precios de los productos agropecuarios en Campo de Criptana se tomaban como referencia, junto a los de otros pueblos, para pulsar el estado de los mercados. Vino, aceite, cereales eran los productos clave. No es raro, por ejemplo, encontrar referencia a estos precios criptanenses en periódicos de toda España en las dos últimas décadas del siglo XIX y a comienzos del XX; incluso, los precios criptanenses eran referencia para los de la provincia de Ciudad Real, señal inequívoca de que Campo de Criptana era una potencia agrícola de primer orden en el panorama manchego. Los criptanenses no ponían todos sus huevos en la misma cesta. Había vino, había aceite, había cereales, había también azafrán, producto que a finales del siglo XX ya casi no se producía en Campo de Criptana, aunque sus precios para este producto a finales del siglo XIX eran importantes en los mercados nacionales.

Una prueba de lo dicho la encontramos en dos notas que se publicaron en el diario tradicionalista burgalés La fidelidad castellana, una en agosto de 1888 y otra a finales de ese mismo año. En la primera nota, publicada en el número 1604, del 8 de agosto de 1888, se dice lo siguiente:

De Criptana y otros puntos de la provincia de Ciudad-Real, aseguran haberse perdido la cosecha del vino; en cambio es tanta la abundancia de fruta, en particular de sandías que no se hallan compradores ni aun al ínfimo precio de real la arroba.

Un mucho de todo: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Un mucho de todo: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

En la segunda, publicada en el número 1719, del 29 de diciembre de 1888, se dice:

De Campo de Criptana (Ciudad-Real) dicen que sigue la extraccion de vinos con lentitud y depreciacion, vendiéndose á 8, 8 y 1/2 reales el tinto y à 5 reales la arroba de blanco.

Los granos también han perdido de precio vendiéndose á 41 rs. fanega el candeal y á 37 la jejar.

El aceite añejo se cotiza à 38 rs. arroba y el nuevo á 36.

Ese año, pues, hubo poco vino porque aquel verano la cosecha se había perdido, quizá por una de esas tormentas que de vez en cuando descargaba por la zona y dejaba los viñedos arrasados. Pero, como no hay mal que por bien no venga, fue aquel verano de 1888 la sandía la protagonista… que no es poco.

Ésta es una prueba de lo dicho: Para la provincia de Ciudad Real se daban los precios agrícolas de Campo de Criptana y éstos servían como referencia para el movimiento de los mercados en un tiempo en que todavía las transacciones económicas se hacían en reales.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO