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De vez en cuando nos van apareciendo pequeñas notas sobre episodios de la Guerra de la Independencia en La Mancha y, también, como era de esperar, en Campo de Criptana. Son breves referencias, incluso fugaces, osaríamos afirmar, pero para nosotros son valiosas en tanto en cuanto nos ofrecen la oportunidad de retroceder en el tiempo y situarnos a comienzos del siglo XIX, en una época de tribulación, en una época convulsa, de una guerra que parecía no acabar nunca.

Para el episodio de hoy nos vamos al periódico El Redactor General, núm. 324, del 3 de mayo de 1812. En su página 1242 encontramos una breve nota remitida desde Villarrubia de los Ojos, el día 13 de marzo de ese año, que dice lo siguiente:

El día 8 llegaron à Herencia, Alcázar y Campo de Criptana unos mil caballos y 800 infantes pertenecientes á la segunda division del exército de Portugal. Estos se distribuyeron en aquellos pueblos, en los cuales comenzaron á hacer cercos, fosos, y otras mil diabluras de las que acostumbran cuando quieren aparentar negocio. El 11 desapareció la infanteria y se reunió en Quèro: de allí pasó á Lillo; la caballería hizo lo mismo: y el 13 salieron todos para Ocaña.

¿Cuál era el papel de los portugueses en esta guerra? Pues, ni más ni menos que como parte de una coalición con los ingleses y con los españoles que tenía como objetivo expulsar a los franceses de España. Por aquel entonces, en marzo de 1812, la guerra iba intensificándose. El punto culminante llegaría en verano de ese año, cuando la colación derrotó a los franceses en la batalla de los Arapiles. Lo que iba a venir en el futuro sería la retirada de Napoleón.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO