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Reconoce el que escribe que las cuestiones deportivas escasean en este blog, y no es porque el que escribe no sienta excesiva afición a los deportes varios (si exceptuamos el parchís), sino porque no abundan las crónicas jugosas sobre este tema en la prensa. Predominan las notas sobre encuentros futbolísticos y escasean las relacionadas con otros deportes, pero no siempre podemos destilar una historia con pies y cabeza de ellas, o no podemos ofrecer un contexto adecuado, o, sencillamente, no creemos que puedan tener mucho interés. Pero de vez en cuando la hemeroteca nos sirve en bandeja pequeñas crónicas que nos proporcionan un hilo adecuado para ir tejiendo adecuadamente sobre él una pequeña historia y, cuando así ocurre, por supuesto, aprovechamos la ocasión… porque no todo en el mundo va a ser parchís, parchís y más parchís.

Nos vamos a los años veinte, tiempos en los que Campo de Criptana vivía con pasión los partidos de fútbol de sus equipos, y tiempos en los que la prensa nacional se hacía eco de ellos. Como ejemplo tomamos el núm. 1404 del periódico La Libertad, del 24 de septiembre de 1924 y encontramos en él, en la página deportiva, una nota titulada «Unión Criptanense y Deportivo España», que, enviada desde Alcázar de San Juan el día 23, dice así:

El domingo se jugó un interesante partido entre los primeros equipos Unión Criptanense, de Criptana, y Deportivo España, de Alcázar, quedando vencedor este último por seis tantos a uno. Dominaron todo el partido los del España, no logrando más tantos por las superiores paradas del guardameta Gonzalo de Pedro Muñoz, el cual fué muy aplaudido por su actuación, así como Alarcón, el medio centro del Criptanense, que es un verdadero terremoto futbolístico. Los demás jugadores de la Unión cumplieron, como igualmente los del España. Arbitró bastante aceptablemente el Sr. Carrero.

Perdió aquel día el equipo criptanense, pero eso es lo que ocurre cuando se juega. Cuando no se juega y no se arriesga, ni se gana ni se pierde; o lo que es peor: no se sabrá nunca si se habría ganado o se habría perdido de no haber jugado, y del mismo modo no se sabrá nunca qué habría ocurrido si aquel tren que sólo pasa una vez, aquel tren, lo hubiésemos tomado.  Unas veces se gana, otras se pierde, pero las cosas son así, en el fútbol, en el deporte y en la vida… pero seis a uno, hay que reconocerlo, es mucho perder. Por fortuna y, como mal menor, el equipo criptanense tenía a Alarcón… el «terremoto futbolístico».

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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