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Arenales de la Moscarda, Bomba, campo de criptana, Culto, Jueves Santo, La Nación, Parroquia, Periódico, Prensa, Procesión, Prohibición, Quero, República, San Gregorio, Santo Entierro, Santuario, Semana Santa, Virgen de Criptana
Aquel Jueves Santo de 1934, día 29 de marzo, de nuevo volverían las procesiones de Semana Santa a las calles de España, después de las prohibiciones en años anteriores. Digo yo… si la República no tendría cosas más importantes en qué pensar que en prohibir procesiones, como si aquel fuese el principal problema en aquel tiempo, que hubiese o no procesiones, como si no hubiese cuestiones más acuciantes y más urgentes.
Campo de Criptana también sufrió las prohibiciones, que se acentuaron cada año con las procesiones de la Virgen de Criptana y también las sufrió Arenales de la Moscarda, con la procesión de su patrón San Gregorio (véanse: Cien multas por vitorear a la Virgen de Criptana, 1932; Más multas por vitorear a la Virgen de Criptana, Campo de Criptana, 1932; La prohibición de la procesión de San Gregorio y la multa al cura de Arenales, Campo de Criptana, 1932, I: Los antecedentes; La prohibición de la procesión de San Gregorio y la multa al cura de Arenales, Campo de Criptana, 1932, II: La reacción; e Y la historia se repite… y otra vez una procesión prohibida, Campo de Criptana 1933). Y otros pueblos también las sufrieron. Pero, como no hay mal que cien años dure, aquel 1934 las aguas volvieron a su cauce, y la tranquilidad también, y hubo procesiones, y quien quiso ir a verlas fue, y quien no quiso no fue y se quedó en su casa, o se fue de excursión, o se fue a merendar… como ha sido siempre y como es también en nuestros tiempos.
Y hubo, como era de esperar regocijo general, y también lo hubo, como era de esperar, en Campo de Criptana, donde volvió aquel año de 1934 a celebrarse la Semana Santa como siempre había ocurrido y como seguiría ocurriendo. La cosa tuvo tanta importancia que llegó a la prensa, y el periódico La Nación, diario de la noche, año XI, núm. 2.576, del jueves 29 de marzo de 1934, le dedicó una noticia con el título «En Campo de Criptana el entusiasmo por las procesiones es indescriptible». Dice ésta así:
ALCÁZAR DE SAN JUAN.- Comunican de Campo de Criptana que este año serán de extraordinaria animación las festividades religiosas de la Semana Santa.
Mañana, viernes, se celebrarán las tradicionales procesiones, que no se celebraban desde el advenimiento del nuevo régimen, por las medidas restrictivas impuestas por algunas autoridades.
El próximo lunes se celebrará en el Santuario de Nuestra Señora de Criptana la tradicional romería en honor de la imagen de la Patrona de la población, que por la tarde será trasladada procesionalmente desde el Santuario a la parroquia, celebrándose en su honor solemnes cultos religiosos.
Así pues, aquel Jueves Santo fue víspera de tiempos de nuevo felices de Pasión, si se me permite el oxímoron. Y el viernes de nuevo hubo procesión, y el lunes, como es costumbre ancestral, hubo romería del pueblo criptanense en el cerro de la Virgen de Criptana, y por la tarde procesión de traslado de la imagen a la parroquia. Y vuelvo a reiterar mi pregunta… si no tendría la República cosas más importantes en qué pensar que en prohibir procesiones. A lo mejor es que no había problemas más acuciantes en aquel tiempo.
La Semana Santa no fue pacífica en todas partes. En Quero alguien lanzó una bomba contra la muchedumbre que acompañaba a la procesión del Santo Entierro, lo que produjo una situación de pánico. Afortunadamente sólo hubo daños materiales (El Castellano, año XXX, núm. 7.758, del martes 3 de abril de 1934).
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO