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Tuvo siempre Campo de Criptana comités políticos de todos los gustos y colores… ya desde la segunda mitad del XIX. En esto, Campo de Criptana ha sido siempre pueblo organizado y detallista como pocos. Hoy traemos la referencia a uno de esos comités políticos, ya casi en la antesala de la Guerra Civil, pues nos vamos con el tema de hoy a los últimos días de 1935, la última navidad sin guerra hasta 1939. Este comité era el del «Bloque «Nacional», que concentró a parte de la derecha española de aquel tiempo con el signo común el ser contraria a la república y partidaria de la monarquía.

La noticia de la formación del Comité del Bloque Nacional de Campo de Criptana se publicó en el periódico La Nación, diario de la noche, año XI, núm. 3.117, del miércoles 25 de diciembre de 1935, día de Navidad. Quedó tal comité como sigue:

CAMPO DE CRIPTANA.- El Comité del Bloque Nacional ha elegido la siguiente Junta: presidente, don Gabriel Escobar Manzaneque; vicepresidente, don Gabriel Mínguez Alberca; secretario, don Juan José Calonge Bustamante; vicesecretario, don Ramón Arteaga Rubio; tesorero, don Santiago Calonge Bustamante; vicetesorero, don Pedro Manzaneque Parrilla…

Hasta aquí los cargos principales del comité, ostentados todos por hombres; y ahora vienen los vocales, o mejor dicho, las vocales, porque eran todas mujeres:

… vocales, doña Catalina Parrilla Quintanar, doña Domitila López  de la Rica, doña Ignacia Alberca Castilblanque, doña Cristina Galindo Arteaga y doña Evangelina Manzaneque Parrilla.

Se tomó el acuerdo de nombrar presidente honorario al ilustre ex ministro don José Calvo Sotelo.

Y no había quien más mereciera el nombramiento de presidente honorario del comité criptanense que José Calvo Sotelo, pues él había creado el Bloque Nacional en 1934.

Era Campo de Criptana, como se ha dicho, pueblo detallista en estas cosas… pero es una lástima que no lo fuese en otras, como por ejemplo sus molinos de viento. Unos meses antes, este mismo periódico La Nación, en el núm. 3.000, del lunes 12 de agosto, publicaba un extenso artículo titulado «Las aspas rotas. Los tres molinos de don Quijote asesinados por la apatía y la insensibilidad», pues, en efecto, por aquel tiempo la ruina y el abandono a punto estuvieron de acabar con ellos… tiempos en que ya se habían olvidado «las letras de oro del áureo siglo de Teresa y de San Juan de la Cruz… la gloria del caballero Don Quijote». La Nación dio el grito de alarma (no fue él unico medio de comunicación que lo hizo), pero esto es asunto de otro día y para otro día lo dejamos.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO