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Todos los caminos llevan a Villajos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2012)
Continuamos hablando sobre el viaje en el tiempo de la mano de Ángel Dotor con su artículo titulado «El lugar de los molinos» que se publicó en la revista barcelonesa Algo, núm. 336, del 18 de enero de 1936. Siente el que escribe, y así lo reconoce abiertamente, un cierto vértigo, un insinuante escalofrío, en este ir y venir en el tiempo que nos lleva al pasado más lejano de Campo de Criptana, a los tiempos en que Campo de Criptana no era ni siquiera una ilusión, no era un proyecto y faltaba mucho para que lo fuese. Imaginemos el lugar de Campo de Criptana hace dos mil años. Imaginemos tierras vírgenes, tierras de encinas, tierras de matorrales, de arroyos, quizá de manantiales que brotaban en hilillos de agua entre la roca de unos cerros, esos mismos de los que, siglos después, se enseñorearían los molinos de viento. A esos tiempos nos llevó ayer Ángel Dotor, a Certima, a Alces y, casi sin que nos diéramos cuenta, como involuntariamente, nos llegábamos a Villajos. Todos los caminos llevan a Villajos, decíamos ayer. Hoy estamos convencido de ello.
En su artículo nos llevaba después Ángel Dotor a la Edad Media, a los tiempos de Reconquista. Y ahí lo retomamos hoy recurriendo, de nuevo, a sus palabras:
«Fidei defensio». Monasterio de Uclés: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2008)
Apenas adelantada la Reconquista, surgieron dos grupos o entidades de población pujantes: Chitrana y El Campo que, no obstante su vecindad y común origen, llegaron a mostrar rara animadversión entre sí. Chitrana fue cedida por el rey Alfonso VIII a la Orden de San Juan de Jerusalén el año 1162. Al morir este gran monarca y acaecer la escisión entre dicha orden y la de Santiago, la población fue adjudicada a esta última. El Papa Honorio III, al confirmar la orden, incluyó aquélla entre sus pertenencias. Los maestres, señores omnímodos, dieron a sus habitantes determinados privilegios. Su magnífica situación estratégica fué acicate que movió desde el principio a intentar su conquista a los diversos pueblos invasores que se sucedieron en el decurso del tiempo. El castillo siguió siendo uno de los mejor conservados de la región, hasta que, por haberse convertido en refugio de bandidos, los Reyes Católicos mandaron destruirlo.
Hasta aquí llegamos hoy, con lo que Ángel Dotor nos dice sobre la vieja Chitrana. Sigue hablando sobre El Campo, pero esto es tema para mañana, y para mañana lo dejamos.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Me encantan todos los artículos publicados ¿también hay libros? .Muchas gracias.
Muchísimas gracias por el comentario. Si te refieres a libros con los artículos del blog, por el momento no hay. En el futuro tengo pensado publicar estos artículos en libro, pero no sé cuándo será.