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Hacía tiempo que, dedicados a otros menesteres criptanenses, habíamos dejado en el fondo del cajón de artículos temas relacionados con la vida consistorial criptanense. No podemos decir que resulten estos temas fascinantes, ni siquiera apasionantes, pero sí pueden ser interesantes para quien sienta alguna curiosidad por las pequeñas cosas de la vida criptanense de otros tiempos, por ejemplo, del último cuarto del siglo XIX.

Cosas de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Por ello hoy volvemos al Ayuntamiento de Campo de Criptana y, en particular, a los acuerdos tomados en sus sesiones ordinarias, en este caso en 1889. Encontramos el extracto correspondiente publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 17 de mayo de 1889. En la sesión ordinaria del 1 de abril encontramos lo siguiente:
Requerir á los dueños de edificaciones modernas que procedan á numerar sus casas tomando por base la plaza de la Constitución, y numerar todas las nuevas construídas en los cerros de la Paz, del Norte, de la Fuente y del Rodadero.
En esto de la numeración de las casas en una calle el destino es más bien tornadizo y casquivano. Se pusieron los primeros números no sabemos cuándo… Pero ¿qué ocurre cuando se construyen nuevas casas o cuando hay particiones de un terreno o de una parcela y de donde antes había un único espacio numerado surgen, así, como quien no quiere la cosa, varias partes? Esto me lo he preguntado siempre, pero hay curiosidades que nunca se ven saciadas. Caben, suponemos, varias posibilidades: O recurrir al «bis», lo que sólo es práctico en algunos casos, es decir cuando hay dos casas con el mismo número ¿Pero y si hay más de dos? A lo mejor hay que ser más tajantes, y hay que volver a numerar las casas de una calle.
Pero, reconozcámoslo, puede este proceso de renumeración ser infinito, porque siempre habrá nuevas construcciones, y puede que el destino abra puertas allí donde no las había… y donde no se las esperaba. A lo mejor esto es una pesadilla para los carteros… que una casa que tuvo un número de la noche a la mañana tiene otro. A lo mejor los números de las casas tendrían que ser inmutables, para siempre, como el DNI, o como el ADN. A lo mejor es pesadilla mayor para el cartero que le cambien los nombres a las calles, algo a lo que en algunos pueblos y ciudades le han cogido un gustillo más bien maniático en los últimos tiempos. Lo mejor es que las calles tengan nombres de frutas y de árboles o de legumbres o de flores, y así da igual la política, y los cambios, y que vengan unos y pongan sus nombres, y vengan otros y los quiten, y así para nunca acabar… para pesadilla de los carteros, y en general, de todos.
Por cierto, para finalizar, damos un dato del censo. En la sesión ordinaria del día 15 de abril de 1889 se da a conocer que el censo de población aprobado por el «Sr. Gobernador Civil, fija desde 1º de Enero de 1888 7.151 almas de hecho, y 7.138 de derecho». Era en aquel tiempo alcalde de Campo de Criptana Francisco de Paula Baíllo.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Me gustan pocas cosas de los norteamericanos, una de ellas es que tienen solucionado lo de la numeración de las calles y no les ocurre como nos pasa a nosotros, no sólo a los carteros, sino a repartidores, médicos, … Al grano, en América numeran según los metros a los que esté la puerta de la casa del inicio de la calle, este número es inmutable, a no ser que se cambie la entrada, y no se afecta por cambios de parcelaciones. También son más prácticos, no ponen nombres a las calles, sino números (primera, segunda, …). De este modo es más fácil orientarse en las ciudades, las cosas de la política no afectan, aunque también es más aburrido.