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Hay quien por ganar unas elecciones hace lo que sea. Inaugura obras sin terminar, invita a meriendas y comidas, lleva al personal a votar en su vehículo o hace fantásticas promesas que, quién sabe, se cumplirán o no. Con estas cosas no nos referiremos hoy a nuestros días, contra lo que pudiera pensar el lector (aunque podría ser también), sino a otros tiempos, a saber, como viene siendo habitual en estos últimos días, a las elecciones municipales de Campo de Criptana de febrero de 1922, según el expediente publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 22 de marzo de 1922.

Con ellas y con las irregularidades, y con los cruces de acusaciones entre unos y otros con estas elecciones como eje, seguimos hoy añadiendo más gasolina a un fuego que, ya de por sí, es bien grande, bien fulgurante. Lo que unos afirmaban otros a continuación lo negaban y volvían otros a confirmarlo y, de nuevo, otros a volverlo a negar. Y así sucesivamente… una historia interminable a la que, por necesidades administrativas, hubo que ponerle broche, no sabemos si bien o mal, con justicia o con injusticia. Eso, ni siquiera el tiempo lo ha podido aclarar.

Dejábamos ayer la cuestión en las protestas de Emilio Sepúlveda Muela y en las afirmaciones del señor Navarro, que denunciaban ciertos comportamientos por parte de la presidencia del colegio electoral. Pero continúan las afirmaciones de Sepúlveda Muela, y redundan en irregularidades de gran calibre, como las siguientes:

Los sobornos y las dádivas

… negando exactitud a lo dicho respecto a la sección 1ª el Sr. Cueto, alegando que quienes celebraron un mitin la noche del viernes ofreciendo a los aldeanos [de Arenales] todo género de beneficios a costa de las arcas municipales, invitándoles con diversas meriendas, trayéndoles a votar en sus carruajes, dándoles de comer en la propia casa y llevando música para inaugurar edificios que aún no están terminados, fueron el Sr. Alcalde y varios Concejales…

La opinión del Sr. Díaz-Hellín

… añadiéndose por el Sr. Díaz Hellín que la elección se hizo con absoluta legalidad, según prueban los testimonios notariales…

Las dichosas papeletas de las narices

… y en cuanto a la papeleta no fué considerada como emisión del sufragio, se le escurrió al Presidente y no afecta al resultado de la elección; en cuanto a la sección 2ª, que la diferencia entre papeletas y electores obedece a un cambio de número entre las unidades y decenas, según el Sr. Cueto…

Recordamos al respecto que había un baile en el número de papeletas leídas y el de electores que habían ejercido su derecho al voto, entre 316 y 361, que, por tanto, no coincidían.

El escrutinio y la presunta trampa

… y en cuanto a la 3ª el señor Díaz Hellín dice que antes de las ocho se expidieron certificados del escrutinio, se expuso a la puerta del colegio el resultado y la extensión del acta se hizo con la lentitud que exijen (sic) la multitud de operaciones y datos que hay que tener en cuenta, y en que intervienen en ello personas poco acostumbradas a escribir con celeridad, sin que crea que el procesamiento del presidente sea hecho que afecte a la elección, por ser competencia su designación de la Junta Municipal, manifestando el Sr. Cueto que obra en su poder una certificación del escrutinio, que fué expedida antes de las seis de la tarde del día de la votación.

El señor Díaz Hellín es, sin duda, Delfín Díaz-Hellín Martínez, persona que estuvo muy presente en la vida política y social de Campo de Criptana en aquellos años. Fue tan importante su trayectoria que merece que le dediquemos un artículo en exclusiva, pero esto será en otra ocasión. Por lo pronto, continuaremos mañana intentando aclarar esta compleja madeja electoral en la que nos hemos metido… casi sin darnos cuenta. El final está cerca. El veredicto… también.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO