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En este recorrido de la presencia de Campo de Criptana en el Anuario Comercial Manchego de 1965 y 1966 hemos visto ya los capítulos «Abogados» y «Abonos»… «Depósitos» se especifica, aunque, tal y como advertíamos ayer, no son solo depósitos lo que allí aparecen, sino también alguna que otra fábrica de abonos. En la «A» estábamos, y en la «A» seguimos. Y después de «Abonos» viene «Academias», y luego viene «Aceites».

Pocos nombres hay que reseñar en cada uno de los capítulos. En el «Academias» sólo se recoge una entrada, que corresponde al «Colegio Dominicas de la Anunciata», cuya dirección era (y es) calle Cervantes, núm. 25. Su teléfono era el 162. La calle Cervantes es la actual calle Torrecilla y el colegio sigue aún ahí, donde estaba entonces.

Viene ahora el capítulo «Aceites», en el que se remite o bien a «Fábricas» o a «Accesorios de Automóvil», tratándose en este último caso de aceites minerales. Queda así sólo el capítulo reducido a una entrada, que es la de almacenes. Y se recoge el de J. Manzaneque Alarcos, en la calle José Antonio, núm. 29, con el 35 como número de teléfono.

Vamos, pues, al apartado al que se remitía en el capítulo «Aceites», es decir el de «Fábricas». Pero en él no encontramos, para gran desilusión del que escribe, ningún apartado dedicado a la fabricación de aceite. Hay de casi todo. Hay alambiques, hay fábricas de alcohol, de chocolate, de embutidos, de gaseosas, de harina, de hielo, de lejías, de mosaicos, de muebles, de sopas y de yeso. Pero no de aceite.

Veamos ahora al otro punto al que se nos remite. Es el de «Accesorios de automóvil». Pero, también para desilusión del que escribe, tampoco hay tal capítulo, ni apartado. Hay un capítulo de «Automóviles», pero no viene al caso para lo que aquí nos interesa.

Y así nos quedamos un poco escamados por el hecho de que sólo una fábrica de aceite, a lo mejor una almazara, se registre para el Campo de Criptana de aquel tiempo. A lo mejor había más; seguro que había más, pero quizá no se anunciaron. Conviene recordar que la aparición del nombre de una empresa en este directorio estaba condicionada a la correspondiente suscripción y que empresa que no pagaba, empresa que no aparecía. No podemos, por ello, tener una idea completa, sino aproximada, de la vida económica criptanense de aquel tiempo. Hay un componente e silentio que debe ser tenido en cuenta, aunque no sabemos en con qué amplitud ni en qué medida.

En el artículo de mañana continuaremos donde lo hemos dejado. Y así, como quien no quiere la cosa, nos va a salir serie… y larga, porque queda aún mucha tela que cortar y mucha materia que desarrollar.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO