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Anfiteatro, Anuario Comercial Manchego, Autoescuela, Ángel Sánchez A. Díaz Ropero, Butaca, Calle Castillo, Calle de la Reina, Calle Sansón Carrasco, Calle Soledad, Calle Virgen de Criptana, campo de criptana, Comercio, Escuela de Conductores, Espectáculos, Esquilador, Fábrica, General, Huevera, José Muñoz Martínez, Julián Arteaga Rubio, Prefacio, Rampie, Teatro Cervantes, Tienda, Tiendecilla
Ha venido siendo habitual en todos y cada uno de los artículos que componen esta serie comenzar con un prefacio en el que, para decir la verdad, se habla un poco de todo. Para decir la verdad, se habla de lo que al que escribe se le ocurre y, ocurrirse, pues se le ocurren muchas cosas. Hoy no haremos prefacio, aunque, hay que reconocerlo, estábamos ya lanzados en esta negación del prefacio que, al final, ha sido el prefacio mismo. Hay cosas que uno puede evitar y entre ellas están los prefacios.
Pero aquí estamos y aquí seguimos ya en la entrega número 19 de esta serie y poco a poco vamos desvelando para los más jóvenes nombres y gremios de hace poco más de cincuenta años, poco a poco vamos despertando el recuerdo de quienes vivieron aquellos tiempos, de quienes cotidianamente acudían aquellos comercios, de quienes conocieron a sus propietarios. A lo mejor también los recuerdos de uno se hacen con las tiendas que conoció en su niñez. Me gusta la palabra «tienda», que ahora parece estar siendo arrinconada por «comercio», porque yo conocí muchas tiendas, y cuando eran pequeñas eran «tiendecillas», que es diminutivo alegre y cantarín.
Y así, aún en la «E», llegamos a nuevos capítulos, o gremios, llámense como se quiera. Viene ahora el correspondiente a «Escuelas», en el que hay un subapartado, «De conductores», es decir, lo equivalente a las modernas Autoescuelas, en el que sólo se recoge un nombre:
Muñoz Martínez, José.- V. de Criptana, 18.
Y después viene el capítulo de «Espectáculos» y en él encontramos dos de las empresas más castizas de Campo de Criptana:
Rampia (errata por «Rampie).- Arteaga Rubio, Julián (Invierno y verano).
Teatro Cervantes.- Soledad, 2. Tl. 56.
Recordarán muchos de quienes lean este artículo el cine Rampie, que ocupaba un enorme local que hacía esquina en la calle Castillo y la calle de la Reina. He visto allí muchas películas, pues allí de vez en cuando venían joyas como aquella Retrato en negro de la burguesía«. La vi allí. Tenía aquel cine patio de butacas, tenía anfiteatro y tenía general, y cada uno con un precio, como es lógico. Y tenía sus paredes todas forradas de hueveras, algo que siempre me llamó la atención y me pareció extraño.
Y muchos recordarán también el Teatro Cervantes. Su patio de butacas era de otro tiempo, y de otro tiempo se sentía uno cuando se sentaba allí para ver una película. A lo mejor el espectador se sentía en el Teatro Cervantes como una parte de la historia. Siempre me pareció que, cada vez que estaba allí, las agujas del reloj comenzaban a correr en dirección contraria al tiempo, y que aquellos felices y locos años veinte, aunque por un instante, revivían de nuevo.
Viene ahora el capítulo «Esquilador» y se recoge el nombre de uno para campo de Criptana. Era:
Sánchez A. Díaz Ropero, Ángel, A. Sansón Carrasco, 34.
Y viene a continuación el capítulo de «Fábricas» que dejaremos para otro día, porque es variado y rico en subapartados, porque, como siempre decimos, en Campo de Criptana había de todo, o casi de todo.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO