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Gregorio Prieto (1897-1992), uno de los grandes pintores no solo de La Mancha, sino también de España,y también de Europa, y a lo mejor también del mundo, lo que no sería una exageración afirmar, pintó mucho y bien Campo de Criptana. Y lo hizo en varias etapas de su vida. Son especialmente conocidos sus paisajes criptanenses en los años sesenta y setenta, pero también mucho antes pintó en Campo de Criptana. Fue en los años veinte. De aquella época se conserva una vista de la localidad desde el sur, desde más allá de la línea férrea… una vista total de Criptana sobre la planicie, un Criptana encabalgado en su sierra, suave, de tejados discretos y de torre de iglesia orgullosa.

Pero hubo más. En 1926 Gregorio Prieto, que contaba a la sazón con 29 años, participó con dos cuadros sobre Campo de Criptana en una exposición que celebró la Société des «Artistes Indépendents» en el parisino Palais de Bois – Porte Maillot. Ambos se recogieron respectivamente con los números 2894 y 2895 de la exposición en el Catalogue de la 37e exposition au Palais de Bois – Porte Maillot, du 20 Mars au 2 Mai, del año 1926.

He aquí la referencia del artista en el catálogo:

PRIETO (Gregorio), né à Valdepenas (Espagne) – Espagnol – 9 et 11, Corredera Alta, Madrid, et 6, rue Choron, 9e.

Incluye su lugar de nacimiento («né à Valdepenas», es decir, «nacido en Valdepenas», así, sin «ñ») y dos direcciones de contacto, una en Madrid y otra en París.

Respecto a las referencias de los dos cuadros, títulos y precios que aparecen en el catálogo, son:

2894

Calle Cervantes à Campo de Criptana (Manche, Espagne).- 1.000 fr.

2895

Maisons blanches (Campo de Criptana) (moulins de Don Quichotte).- 1.000 fr.

La calle Cervantes, recordará el lector, es la generalmente conocida como «Calle Torrecilla». El título del segundo cuadro es equívoco: ¿Casas o molinos? En efecto, primero dice «Maisons blanches», es decir, «Casas Blancas», pero luego, después de la identificación de la localidad, incluye «moulins de Don Quichotte», es decir, «molinos de Don Quijote». Ambos cuadros se vendían cada uno a 1.000 francos que el comprador pagaba directamente al pintor, sin intermediarios.

La sociedad que organizaba la exposición tenía como objetivo permitir a los artistas presentar libremente sus obras al juicio del público. Por aquel entonces, en la fecha en que se hizo la exposición, era su presidente Paul Signac (1863-1935), el conocido neoimpresionista francés conocido por su técnica del puntillismo en la que siguió a Seurat.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO