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Tejados: Pastel al aceite por José Manuel Cañas Reíllo (1997)
Hay en la vida misterios inescrutables y enigmas insondables. De vez en cuando el destino nos sorprende con circunstancias inesperadas, pero sobre todo con objetos que no están en el lugar en el que deberían estar; y con otros que están donde no deberían. En uno de estos casos estuvo involuntariamente involucrado el criptanense Mariano Quirós, pero no tuvieron lugar los hechos en su casa de Campo de Criptana, sino en la que tenía en la localidad toledana de Huerta de Valdecarábanos allá por 1918. El caso es extraño como el que más, como podrá comprobar a continuación el lector.

Los reyes del tejado: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Nos lo cuenta con pelos y señales el periódico El eco toledano, en cuya cabecera figuraba el lema «diario defensor de los intereses morales y materiales de Toledo y su provincia», año VII, núm. 2101, del 29 de abril de 1918. Veamos los preliminares según nos los cuenta el periódico:
En el pueblo de Huerta, unos obreros albañiles que trabajaban en la reparación del tejado de la casa del vecino de Campo de Criptana (Ciudad Real), D. Mariano Quirós, sita en la calle de D. Acisclo Mora, encontraron sobre las tejas un cajón de madera en forma de baúl, que vista su «alta posición» extraña á todas luces – hasta la fecha no se acostumbra á poner los baules (sic) sobre los tejados – calificaron de misterioso, dando de ello conocimiento à la Guardia civil de aquel puesto, por no querer ellos de por sí y bajo su responsabilidad abrirlo.
Hasta aquí los hechos, hasta aquí el misterio: Un extraño cajón en un tejado ¿Donde se ha visto algo tal? Y vino la guardia civil e hizo la consiguiente investigación, y abrió el cajón y ¿qué encontró? ¿Oro o plata? ¿Un diario secreto? ¿Un objeto maldito? No… nada de todo eso, veamos qué había en el cajón:
Personada la benemérita en el lugar del hallazgo, y entre la espectación (sic) de los presentes, se verificó el solemne acto de la «apertura» del referido cajón, que tenía la cerradura fracturada, y que contenía en sus interioridades… tres cuadernos con apuntes de pesos y medidas, propiedad del vecino de aquella villa Arturo Ledrado.

En el día del gato… contemplando la vida: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
¿Y qué se debía hacer entonces? Se procedió, como es de rigor, a llamar al citado Arturo Ledrado, para que diese cuenta del cajón, y así se hizo.
Llamado á capítulo dicho individuo, reconoció como suyo el referido baul (sic), manifestando que se lo sustrajeron en la noche del 5 al 6 de octubre, con los efectos encontrados, mas 2,50 pesetas… que no fueron halladas.
Caso raro, raro, raro… como el que más. Y llegó la investigación a un resultado, que el periódico expone del siguiente modo:
Prevalece el criterio de que el cajón fuera arrastrado hasta el tejado donde se halló, desde la casa de su dueño, que ante la sospecha de que se trata de un robo fingido, ha sido detenido, hasta el total esclarecimiento del hecho.

Tejados de Campo de Criptana: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)
Y ahí quedó todo. Hubo explicación, pero no quedó nada claro el asunto. Que sirva esto de aviso a navegantes. Pocas veces, ninguna mejor dicho, sabemos qué hay en nuestros tejados. Pocas veces nos preocupamos por ellos mientras no tengamos una gotera… pero el misterio acecha y ningún tejado está libre de enigmas. Un cajón misterioso (o cualquier otro objeto inesperado) puede aparecer en cualquier lugar…. ¡vaya usted a saber! Y apareció en el de aquella casa de la calle Acisclo Mora de Huerta de Valdecarábanos. La calle citada en el periódico conserva aún ese nombre; atraviesa la localidad de norte a sur, partiendo desde el centro del casco urbano al norte hasta las afueras en el sur.
De Mariano Quirós, cuyo segundo apellido era muy seguramente Alarcón, hablaremos mañana.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO