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Volvíamos ayer a comienzos de la década de los diez del siglo XX de la mano de las columnas de periódico provincial El Pueblo Manchego. Y en aquellos años nos quedamos hoy, y también en ese mismo periódico, que casi cada día recogía noticias de temas criptanenses. Unas noticias eran buenas y otras, como es lógico, malas, porque de todo hay en la información como de todo hay en la vida cotidiana.
Este periódico en su número 263, año 1, del 24 de noviembre de 1911 recoge varias noticias de Campo de Criptana remitidas, como siempre, con sumo detalle e interés por el corresponsal del periódico en la localidad. La primera noticia era la visita pastoral del obispo a Campo de Criptana. Las otras dos eran sendas notas necrológicas: Una la de María Josefa Sánchez Alarcos y Sánchez Alarcos, y otra la del sacerdote José Beamud y Quevedo.
De la primera ya tratamos en otra ocasión en este blog. Trataremos hoy sobre la segunda noticia, a saber, la primera nota necrológica citada. Dice su texto, citando literalmente lo dicho en el periódico:
Muerte sentida
Tras larga y penosa enfermedad ha fallecido en esta villa la esposa del farmacéutico D. Bernardo Gómez, director de una de las mejores bandas de música de la provincia.
Era doña María Josefa Sánchez Alarcos y Sánchez Alarcos, modelo de laboriosidad y dechado de prendas personales que la hacían estimable por todos conceptos y estimada de todo el vecindario de este pueblo (D. E. P.)
Ni que decir tenemos que á su esposo y familia damos desde las columnas de EL PUEBLO MANCHEGO el pésame más sentido haciéndoles saber que no están solos en el valle del sentimiento y dolor les acompañamos sus amigos, pues su desgracia es nuestra en el mero hecho de ser suya.
Recordamos que Bernardo Gómez era, como se dice, conocido farmacéutico y músico, compositor de innumerables piezas, entre ellas la conocida Limiñana, y director de banda de música. Fue también uno de los «sanchos» de Azorín y no gustaron mucho las apreciaciones que sobre él hizo y sobre su insistencia sobre su composición en honor a Cervantes que tanto le recitó en su excursión al santuario del Cristo de Villajos, allá por marzo de 1905 (véanse: Una comida campestre y las gachas manchegas, Campo de Criptana, 1905; Viajeros en Campo de Criptana: Azorín, su «Ruta del Quijote» y el himno de don Bernardo, 1905; De nuevo… Azorín y don Bernardo, Campo de Criptana, 1927; y El juicio a Azorín… y la justificada queja del hermano del músico don Bernardo, Campo de Criptana, 1922). No repetiremos aquí lo ya dicho en otros lugares de este blog sobre Bernardo Gómez. Basta con remitir a los siguientes artículos que ilustrarán suficientemente al lector ávido de información sobre él, sobre su vida y sobre su obra:
– Bernardo Gómez: Músico, boticario, «sancho» azoriniano y criptanense ilustre (Campo de Criptana, 1889-1918)
– Los farmacéuticos titulares (Campo de Criptana 1912)
– Y el último día de feria… «Limiñana», de Bernardo Gómez (Campo de Criptana 1969)
– «Post Nubila Phoebus», tanda de valses para piano de don Bernardo Gómez (Campo de Criptana 1882)
– Más sobre las composiciones musicales de don Bernardo Gómez: «Frascuelo», mazurka para piano (Campo de Criptana 1877)
– Más sobre las composiciones musicales de don Bernardo Gómez: «La mantilla blanca», mazurca para piano (Campo de Criptana 1877)
– Una mazurca para piano de Bernardo Gómez (1898)
– El concierto a beneficio de Cruz Roja Española (Campo de Criptana 1921) (II): Un elogio para don Bernardo
– El concierto a beneficio de Cruz Roja Española (Campo de Criptana 1921) (III): El programa y el abrumador éxito de don Bernardo.
– ¡Albricias!… ¡Llegó la feria! (Campo de Criptana 1911): (II) El concierto de don Bernardo
– El monumento a Bernardo Gómez, la feria, el parque y más cosas (Campo de Criptana 1960)
Y aquí lo dejamos por hoy. En el artículo de mañana hablaremos sobre la otra necrológica que se publicó en ese periódico inmediatamente a continuación de la citada hoy.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO