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Llevamos ya repasadas un buen número de noticias sobre el Chico de Criptana, torero gobernador de Palencia, publicadas en periódicos españoles. Traemos hoy otra más, en este caso publicada en el periódico madrileño La Voz, «Diario independiente de la noche», del 17 de julio de 1923, cuya portada está adornada con una foto de gran tamaño de la crecida del río Ebro (más de seis metros y medio sobre su nivel medio ordinario) a su paso por Zaragoza.
También en la portada encontramos la noticia sobre el «Chico de Criptana», que aquí no es noticia en sí, sino opinión. Tiene por título «La cena de las burras» y por subtítulo «Vocación equivocada». Veamos qué nos dice:
Aplaudamos al duque de Almodóvar por la decidida protección que dispensa al arte de Pepe-Hillo, devolviéndole un tránsfuga llamado a éxitos grandes.
El Chico de Criptana es un verdadero fenómeno. Ha llegado a dominar no sólo la verónica y el farol, el pase natural y el de pecho, el volapié y la media, sino las mil y una suertes que todo gobernador tiene que practicar en el mando de la provincia que le encomendó su jefe.
No faltarán descontentos que consideren la destitución telegráfica como un exagerado alarde gubernamental, ni puritanos que se cubran el rostro para no ver el degradante espectáculo de un gobernador que se arrima a las reses. La opinión, serena, no ha de engañarse. Ese gobernador lo haría lo mismo que tantos otros como gobernador, y mucho mejor que casi todos los demás como torero: superioridad evidente que nadie osará discutir. Ni siquiera el Sr. Navarro Reverter y Gomis, con ser gobernador de Madrid, podría emular las proezas del Chico de Criptana.
De la constelación de cuarenta y nueve astros formada por los gobernadores de provincias ha desaparecido una estrella. Esperemos verla surgir nuevamente en el ruedo.
Hasta aquí la noticia publicada en el periódico La Voz. Y a continuación se pasa, en otro artículo a dar mandobles al Conde de Romanones a cuenta de su sombrero. En el centro inferior de la página una viñeta viene a completar lo dicho en el texto sobre el «Chico de Criptana». Dos señores bien trajeados dialogan ante lo que parece la entrada al palco de un teatro, y al fondo un botones les escucha decir:
– ¡Es escandaloso! ¡Un gobernador metiéndose a torero! ¿Usted ha visto un caso igual? – dice uno de ellos.
– ¡Ca, no, señor! ¡Todo lo contrario! ¡Yo lo que he visto ha sido un torero metiéndose a gobernador! ¿No se acuerda usted de D. Luis?
Recordamos que, el duque de Almodóvar es Martín Rosales y Martel, a la sazón ministro de la Gobernación. Fue él quien ordenó el cese del gobernador. El «D. Luis» al que se refiere la viñeta es Luis Mazzantini Eguía ((1856-1926), que tenía por apodo el «señorito loco». Él siguió un proceso diferente al del gobernador de Palencia, que primero fue gobernador y luego torero. Mazzantini fue primero torero, afamado en sus lides, y luego, ya retirado, se metió en política, siendo concejal del Ayuntamiento de Madrid, luego teniente alcalde y gobernador civil de Guadalajara y de Ávila. Se hace también referencia a Pepe-Hillo, nombre artístico de José Delgado Guerra (1754-1801), famoso entre los famosos toreros españoles.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Gracias por estos pases toreros en estas ultimas crónicas Criptanenses, !hay que ver que paisanos los del Campo de Criptana!