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Arte, Bella Sobaquilos, campo de criptana, Capote, Chico de Criptana, Comisión, Gobernador, Jovellanos, La Voz de Asturias, Letrilla satírica, Ministro de la Gobernación, Oviedo, Palencia, Periódico, Piano, Ramón Baíllo, Sesión parlamentaria, Simultaneidad, Torero, Zarzuela
Mucho dio que hablar la historia del «Chico de Criptana», nombre de torero ocasional que asumió en gobernador de Palencia, Ramón Baíllo, en una becerrada celebrada en un día de julio de 1923. Y no gustó, en general, en medios políticos tal simultaneidad de oficios, o de oficio y afición, mejor dicho. Y tuvo consecuencias el asunto, y el ministro de la Gobernación se vio obligado a cesar al gobernador después de una sesión parlamentaria en la que el tema salió a relucir. No quedó periódico en toda la faz del país, e incluso del extranjero, que no recogiera, de una manera o de otra, la noticia, y en varias formas, incluso en forma de letrillas satíricas. Y hasta en una zarzuela se improvisó el libreto y se coló una referencia al Chico de Criptana.
Tal difusión alcanzó la noticia que, incluso, se convirtió ella misma en noticia, como podemos encontrar en una nota que se publicó en el periódico La Voz de Asturias, año I, núm. 92, del 26 de julio de 1923, que dice así:
El famoso asunto del hoy célebre (y tan célebre) ex-gobernador de Palencia (a) Chico de Criptana, todavía sigue dando juego (no obstante haber prohibido éste el ministerio de la Gobernación) pues la cuestión, de los diarios pasó a los semanarios que retratan y jalean al gobernador torero, a quien el ministro envió con el capote, de paseo, más que por su presencia en el ruedo, por sus famosas declaraciones de que lo hecho no tiene nada de particular, pues también torea la aristocracia y hasta los embajadores; y es que el ex-gobernador Bayllo (sic, por Baíllo) no se fija en que éstos últimos torean por las afueras.
Y, en verdad, el asunto adquirió tal fama que no quedó, seguro, en España quien desconociese qué había ocurrido o que ignorase quién era el Chico de Criptana. Y a continuación el periódico ofrece ejemplos de otros gobernadores que hicieron incursiones en artes diversas. Uno correspondía al gobernador de Oviedo, que, al parecer:
… se extralimitó un poco en sus funciones actuando ante el público… por el arte y por un duro que le daban en el Jovellanos por tocar el piano tarde y noche.
El Gobernador de Oviedo en aquella ocasión lo fué por veinticuatro horas el oficial vigésimo quinto, que soltaba el balduque para agarrarse a las teclas o con las teclas, pues entre ausencias, vacantes y enfermedades, llegó a él el mando de la provincia que le fué entregado por oficio en el momento en que atacaba una negra acompañando a la Bella Sobaquilos.
Y el pobre hombre tuvo que reunir después de la función a una comisión mixta obrero-patronal y como todos hablaban a un tiempo no hacía más que decirles: «Más piano, para que yo me entere».
Y así, el caso del Chico de Criptana no fue el único en la época de gobernador con otras aficiones. Lo importante ¿qué es? Que éstas se hicieran con arte.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO