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Artículo, Caminos, campo de criptana, Comentario, Criptana en el tiempo, Destino, Evocación, Festivo, Historias, José Manuel Cañas Reíllo, Paisajes, Sepia, Titubeo, Vituperio
Son muchos ya los artículos festivos que hemos publicado en este blog desde aquel día 15 de enero de 2012 en que comenzó. Fueron primero cien artículos, luego quinientos, después mil, y así más. Y también se celebraron visitas, primero mil, luego cincuenta mil, cien mil… dentro de poco tendremos que celebrar las trescientas mil. Esto, para nosotros es mucho, aunque haya quienes, acostumbrados por ser de carácter acomplejado a minusvalorar el trabajo de otros, lo consideren peccata minuta. Peccata a lo mejor es, pero no minuta.. ahora ya no. Y a esto tenemos que sumar los más de tres mil comentarios, cifra que rebasábamos hace unos días, aunque la prudencia nos llevó a no escribir la adecuada conmemoración en su momento guardando el motivo para el presente artículo. No conviene que se multipliquen los artículos festivos. Con uno de vez en cuando basta, no vayan los envidiosos a buscar vituperio.

El que esto escribe… en Roma (2017)
No pensé cuando escribí aquel primer artículo el 15 de enero de 2012, humilde, porque no sabía muy bien entonces qué iba a escribir, y si este blog iba a tener continuidad, y si este blog iba a llegar o no al menos a los cincuenta artículos o a los cien. Eran tiempos de titubeo bloguero, tiempos en que aún no tenía este blog una línea editorial determinada y el que escribe no tenía ni idea de cómo iba a ser esta. El tiempo la ha ido definiendo, y también los gustos del que escribe, como es natural. Ha habido en estos dos mil artículos de todo. Ha habido historias, así, «historias», no historia en sí misma. Ha habido historias criptanenses, pequeñas imágenes de momentos congelados en el pasado, a veces en sepia, como dicta la evocación y recuerdo de otros tiempos. No lo puede evitar el que escribe: Pinta de sepia siempre el que escribe en su mente el pasado, ese lejano, tal y como si fuesen esas fotografías de los abuelos, o de los bisabuelos, que dejaron fijadas para siempre miradas, sonrisas, poses, un poco de todo. Ha habido también paseos campestres, se han recorrido carriles y caminos, se han visitado con la imaginación paisajes y parajes, y se han vislumbrado, allá en la lejanía, casas campestres, y coceros, y fincas y quinterías, y arboletes discretos, de esos que en el paisaje manchego son un atrevido desafío a la planicie del horizonte.
Con el artículo de ayer cumplíamos los dos mil, uno casi cada día, mientras que el destino lo ha permitido; otras veces éste ha puesto zancadillas y se ha opuesto, y el artículo correspondiente no ha podido salir en su momento. Y tengo que agradecer que han sido muchos los lectores que se han interesado por alguna que otra ausencia prolongada en este blog. Creo que, al final, lo más satisfactorio de este blog para el que escribe, aparte del gusto de escribir, han sido sus lectores, sus opiniones, sus comentarios, ese aliento tan bienvenido siempre en los momentos más difíciles… y siempre.
No sé ahora si llegaremos a celebrar los tres mil artículos. Por ganas del que escribe no será, pero el destino manda.Ya tenemos el 2.001… queda poco.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Querido Jose Manuel: Enhorabuena por este logro, que, como tu dices, no es nada fácil . En los tiempos en que estamos conseguir mantener la atención de tanta gente durante tanto tiempo no es ninguna fruslería. Te animo a seguir porque tus artículos nos hacen querer mas al pueblo y a nosotros mismos y ese cariño no se compra en las farmacias, por eso cuando surge una fuente de donde beberlo no se puede desperdiciar. Un fuerte abrazo.
Paco
Estimado Francisco: Muchas gracias por el comentario. Son, en efecto, 2000 artículos, 2000 historias, 2000 trozos del pasado que traigo cada día a este blog. Por supuesto, sin lectores, todo esto no tendría sentido. Me siento muy halagado por la felicitación.
Me sumo a las felicitaciones, tan merecidas, por un trabajo tan minucioso como sorprendente a veces por los contenidos. Para los «criptanos» de la diáspora es un consuelo, sobre todo cuando, con el paso de los años, uno va remontando la corriente del río como los salmones para completar su periplo. Muchas gracias por contarnos tantas cosas que ignorábamos acerca de nuestro pueblo.
Estimado Vicente: Como siempre, me admira su comentario; me admiran sus evocaciones, sus imágenes, tan vivas. A lo mejor todos somos un poco esos salmones que remontan la corriente del río. Nosotros buscamos ese pasado que a veces se escapa entre los dedos, casi sin darnos cuenta, entre los quehaceres de la vida de día a día. No quiero que la rutina diaria sumerja el pasado en el olvido, y quizá por esto escribo desde hace tanto este blog. Sin recuerdo del pasado, sin evocación… sin nostalgia, el presente sería invivible.