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Traíamos ayer noticia de la participación del violinista Juan María Alonso Orduña en dos conciertos, uno en Campo de Criptana y otro en Arenales de la Moscarda, el primero en febrero de 1946, el segundo un poco después, en el mes de marzo.
Del primero se ocupó, como ya vimos en su momento, el periódico Lanza. Sin embargo, tan importante fue tal acontecimiento que también una revista musical tan especializada como Ritmo se hico eco de ella. Fue en el número 194, año XVII, del mes de febrero de 1946, es decir, poco después de que tuviera lugar el concierto criptanense. Se encuentra completa reseña en las páginas 17 y 18.
Se celebró tal concierto en homenaje al Maestro Angulo, es decir, Manuel Angulo y Sepúlveda, «por su magnífica labor al frente de esa agrupación artística» y «esa agrupación artística» es, como no puede ser de otra manera, la criptanense Filarmónica Beethoven. Y no solo se hizo el homenaje al Maestro Angulo. También se homenajeó, como veíamos y como muestra Ritmo, a Saturnino González Rubio, también músico, que, en palabras de la revista, «lleva sesenta años trabajando por este divino arte». Hubo concierto en el Teatro Cervantes, hubo acto institucional a cargo del alcalde criptanense y acabó el homenaje en un gran banquete.
Se celebró el homenaje en el Teatro Cervantes el sábado por la tarde y, según nos cuenta la crónica de Ritmo, fue acto muy lucido y completo, y muy del gusto de todos. Pero no solo el Teatro Cervantes fue escenario del evento; también lo fue, el domingo por la mañana, la plaza criptanense, la Plaza del Generalísimo. Y hubo, como es de rigor en estos casos, un banquete, que se celebró en el «Hotel Pintor».
Es imposible hacer una detallada descripción del concierto; baste decir que fué algo maravilloso, valorizado aún más por la cooperación de artistas…
Y ahora vienen los nombres de los participantes: Antonio Ortega, Músico Mayor del Ejército, que estuvo a cargo de la dirección de Pinceladas de Castilla; Cristóbal Ruyra, director de la Banda Municipal de Ciudad Real, que dirigió a la Filarmónica en la interpretación de Tierras llanas, obra de su creación; y también, como veíamos ayer, estuvo allí el violinista, famoso violinista, Juan María Alonso Orduña, «hijo también de Criptana». No debía de ser muy pródigo el criptanense en sus interpretaciones, por lo que Ritmo agradece mucho su participación en este acontecimiento. Y, como no podía ser de otra manera, actuó la Filarmónica Beethoven dirigida, por supuesto, por el Maestro Angulo. Y fue también el Maestro Angulo laureado en un poema, y su autor fue el joven entonces José González Lara.
Era el alcalde criptanense en aquel tiempo Feliciano León. Y también estuvo en el acto en nombre de la corporación y agasajó a los dos músicos con regalos y «cartelas de plata conmemorativas».
Y vamos ahora al banquete, porque nos dice Ritmo que contó con la presencia de cerca de doscientos comensales. Y entre ellos estaba el párroco criptanense de entonces, Gregorio Bermejo, «amigo en la infancia del Maestro Angulo». Y también hizo su discurso de elogio a los dos músicos.
Fue, en fin, el acto todo un éxito, y Campo de Criptana fue, por dos días, música, música y música. Firma la crónica «C». Y nada más. Muy poco para aventurar quién se escondía detrás de tal abreviatura.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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