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De aquí a dos días, puede que abunde el carbón en algunas casas. En esto los Reyes Magos suelen ser generosos y no escatiman medios. Hubo un tiempo, sin embargo, en el que el acceso al carbón era difícil. Incluso su utilización para uso industrial requería de un permiso especial. Existía para su reparto según las necesidades en la provincia un comité, llamado «Comité mixto de distribución de carbones de la provincia de Ciudad Real». Y a su vez, este comité hacía la solicitud a instancias más elevadas del estado. Hace cien años, en 1918, el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 11 de septiembre de 1918, publicó un anuncio en el que se daba a conocer la:

Relación que formula á la Delegación Regia de Suministros Hulleros de las peticiones hechas ante este Comité por los consumidores de carbón para uso industrial, proponiendo la distribución del combustible que se asigna á cada interesado para su consumo, en cumplimiento á lo dispuesto en el párrafo cuarto de la orden de la Comisaría General de Abastecimientos…

Y viene a continuación el listado de los solicitantes de carbón para uso industrial. Y este uso industrial podía ser muy variado, por ejemplo, para la producción de alcoholes, la elaboración de aceite, de harina y pan, para instrumentos agrícolas, para fraguas y herrerías, incluso para iluminación. Y en una comarca con tanta abundancia de viñedos y tanta producción de alcoholes y de vinos y derivados, no tiene nada de extraño que la mayor parte de la solicitudes de carbón tuviesen que ver con la producción de alcohol. Y precisamente para este fin, solicita carbón una empresa criptanense, a saber según consta en el Boletín citado:

Sres. Moreno y López, de Campo de Criptana, solicitan el suministro de 39 toneladas de hulla durante el mes de Septiembre, con destino á su fábrica de destilación y rectificación de alcoholes.

Eran otros tiempos. Hace ya cien años, en el que el carbón era materia estratégica en la economía del país y, según podemos juzgar por este anuncio, era también producto escaso que era necesario repartir en función de las necesidades. Esperemos que los Reyes Magos sean, en esto de carbón, pasado mañana, un poco más democráticos y generosos.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO