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En el cruce: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Dejábamos ayer al caminante en un cruce, el del Camino de la Villaja con el Camino de las Carretas. Téngase en cuenta, sin embargo, que lo dejábamos en 1886. Hoy lo habríamos dejado en el cruce de la carretera CR-1222, cuyo trazado transcurre por el antiguo camino de la Villaja, con ese mismo camino de las Carretas, que no ha cambiado, que a lo mejor sigue igual que hace ciento y pico años, con algunos arreglos, eso sí… pero el mismo al fin y al cabo, con las mismas huellas de cientos y cientos de carros y galeras, y de mulas, y de caminantes. No sabíamos ayer hacia dónde enfilaría su rumbo el caminante. Hoy ya lo sabemos. Tomará el Camino de las Carretas hacia el este, y esto le llevará, casi sin darse cuenta, a los límites que separan los términos de Campo de Criptana y Tomelloso. Todo esto, obsérvese, siempre al sur del río Záncara y sin perderlo de vista, y sin dejar de ver, allá, al norte, cuantas casas allí hubo y hay… Casa de Salustiano, Casa de la Ribera, Casa de Perreta, ninguna de las cuales aparece en el mapa del Instituto Geográfico Nacional de 1886, y al sur de ellas, y con el río Záncara como límite al sur, los parajes de La Ensancha y de El Batán.

Pero retomemos al caminante en su lugar al sur del río, en el Camino de las Carretas. Lo seguirá el caminante por esas tierras llanas que parecen inacabables, esas planicies manchegas que parecen a veces casi infinitas.

Siguiendo el camino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Transcurre el Camino de las Carretas paralelo al río, siempre a su lado, como para no perderse en la llanura. Al poco de dejar el cruce con la carretera, aproximadamente a 1.100 metros, encontrará el caminante un camino hacia el sur, camino que lleva, de lleno al paraje de la Casa de los Menudos, topónimo que, sin embargo, no encontramos en el mapa de 1886. El paisaje ha cambiado mucho desde entonces hasta ahora. En el viejo mapa de ese año aparecen todos estos parajes al sur del Záncara como tierras de monte, agrestes, naturales, originales bosques de encina. Hoy todo está cultivado. El paisaje ha cambiado radicalmente.

Y esto de los topónimos es desconcertante a veces, porque el Camino de la Villaja al poco, hacia el sur, abandona su nombre, y toma dos a partir de una encrucijada… Camino de Mascaraque hacia el este, y del Vado de Mascaraque al oeste, tal y como encontramos en el mapa de 1886. Sin embargo, en los mapas modernos, el camino del Vado de Mascaraque es la actual CR-P-1222, mientras que el Camino de Mascaraque aparece como Camino de la Villaja. Desconcierta todo esto, hay confesarlo, al que escribe, a saber, el poco acuerdo que guardan entre sí las dos cartografías con las que el caminante está guiando su ruta.

Está ya cerca el caminante del río. Continúa su ruta por el Camino de las Carretas, y al poco encontrará el cauce, allí donde converge con el Camino a Tomelloso, que tira hacia el sur, y el con el Camino del Batán, al otro lado del río, y también en esa orilla encontramos el Molino del Batán, y la Casa de Facundo, y la Casa de Carralero. Dejamos en este cruce al caminante. Mañana será otro día, ya en Los Perogiles… o Las Perogilas, según consta en los mapas.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO