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Van a veces por un lado las toponimias oficiales y por otro las oficiosas, o populares, o aquellas que forman parte del acervo geográfico de la vox populi, que de esto de parajes del campo y de sus nombres sabe mucho. Dejábamos ayer al caminante en el lugar que los mapas modernos llaman Las Perogilas. Está tal paraje situado al sur del ferrocarril, y también al sur de la línea férrea Madrid – Alicante, ya pegando al término municipal de Tomelloso al este, y con el lugar llamado El Menudo al Sur. Esto es lo que encontramos en los mapas modernos. Si aguzamos la vista, veremos además que hay una tupida red de caminos y carriles por todo el paraje de Las Perogilas, caminos para acá, caminos para allá… de forma que se puede acceder a todas las parcelas del sitio. Y un camino con orientación norte – sur sirve de límite al paraje de Las Perogilas por el este, a la vez que el tal camino hace de límite entre los términos municipales de Campo de Criptana y Tomelloso. Y tiene por nombre tal camino, nunca mejor llamado un camino, el de «La Raya», por eso precisamente, porque marca la raya imaginaria que separa ambos pueblos.

Vuelve el caminante al pasado, al año 1886, y mira el mapa del Instituto Geográfico Nacional de ese año. No aparece el topónimo «Las Perogilas» en aquel tiempo. Hay menos caminos que hoy. Encontramos uno, que va en sentido diagonal noroeste – sureste, desde el río Záncara, donde confluye con el Camino de las Carretas, hasta el límite con Tomelloso. Es el Camino de la Cana que se dirige, hasta el lugar que, ¿cómo no? se llama también de La Cana… Casa de La Cana, ya en tierras de Tomelloso. Advierte el que escribe al caminante que este topónimo le trae muchos recuerdos, que vienen a su memoria los tiempos en que de esta casa eran dueños unos ya lejanos tatarabuelos. Y con su pozo y todo. Pero que no siga por allí el caminante, o se nos perderá por caminos de Tomelloso y entonces será su retorno más difícil. Vuelve al Camino de La Raya, avanza un poco hacia el sur y vuelve a tierras criptanenses por el Carril del Ballestero. Y Vuelve así a su recorrido, al que había pensado.

Tienen, tal y como decíamos, los mapas modernos el topónimo Las Perogilas. Pero, sin nos vamos a otra documentación, encontraremos el masculino, Los Perogiles, tal y como conoce al lugar la vox populi. Precisamente del año en que está datado el viejo mapa del Instituto Geográfico Nacional que nuestro caminante lleva en sus manos, el 1886… de ese año data un testimonio de «Los Perogiles». Es en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 15 de septiembre. Entre los terrenos de pastos infestados por la langosta, se cita, después del Caz del Córcoles, con el topónimo «Arenales» delante, el lugar de Perogiles que era propiedad de Martín Torres. Y del mismo modo, el mismo boletín, en este caso del 11 de octubre de 1901, cita entre muchos terrenos infestados por la langosta, este mismo, Perogiles, y del mismo dueño, Martín de Torres. Visto esto, prefiere el que escribe atenerse a la vox populi y al Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, y nombrar al lugar «Perogiles», o «Los Perogiles».

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO