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Se quedó el último día (que no fue ayer) junto al río Záncara, o, mejor dicho, entre la Acequia de Socuéllamos y el Río Záncara. Está en tierras bajas, a tan solo 635 metros sobre el nivel del mar, que es muy poco. A lo mejor son éstas las tierras más bajas del término criptanense. Las tierras por las que el Záncara entró en el término criptanense procedente de Pedro Muñoz están a unos 648 metros sobre el nivel del mar. Las tierras de su salida, como se ha dicho, a unos 635. Esto es 13 metros de altura menos, y no es poco. No lo percibirá el caminante, ni tampoco el viajero; a lo mejor ni siquiera el lector, pero para un río esto es mucho, y es lo natural.
El Vado de Savín es quietud. El Vado de Savín es como un tiempo y un espacio parado, como fijo en la eternidad, una llanura interminable e inabarcable. Hay llanuras que asustan, de tan infinitas como son, y de tan silenciosas. Ni un ruido. A lo mejor sólo de fondo el trino de algún pájarillo silvestre; a lo mejor la brisa suave… un silencio ensordecedor.
Cruzó el caminante el río Záncara, y no le hizo falta puente. Esto no es bueno… a saber, que cruzar un río no precise puente. Se plantó el caminante en medio del cauce y miró hacia el este. Sólo aridez se contempla. Y miró luego al oeste; sólo aridez, también. Esto no es bueno para un río, ni tampoco para los paisajes que lo circundan, esto no es bueno para nadie.
Al sur está el paraje de la Casa de los Jardines. La casa del mismo nombre ya estaba allí, según consta en el mapa del Instituto Geográfico Nacional de 1886. Al otro lado del Záncara está el paraje llamado El Cotillo. Nada más cruzar el río encontrará el caminante un camino que viene dl término de Alcázar de San Juan. Viene paralelo al río y al poco, nada más entrar en término criptanense, tuerce hacia el norte. Es el camino del Portillo del Arcediano. Se da entonces cuenta el caminante de que hay toponimias intermitentes. Hay un paraje El Cotillo en término criptanense; pero hacia el oeste, ya en término de Alcázar de San Juan, al norte del Záncara, el paraje se llama Chozo de Leal. Pero para sorpresa del caminante, un poco más allá, vuelve a encontrarse un paraje llamado El Cotillo. Hay un Cotillo criptanense y hay un Cotillo en Alcázar, y entre los dos está el Chozo de Leal.
Sigue el caminante el Camino del Portillo del Arcediano en dirección norte. No encuentra ningún otro camino por allí, ni casas. Ya a unos 940 metros al norte del río encuentra el caminante un cruce. Los tendría que haber contado, los cruces, desde su partida el caminante. Son muchos los que se ha encontrado; son muchas las decisiones tomadas, unas acertadas y otras no tanto. En el cruce dos caminos convergen: el del Portilllo del Arcediano, en dirección sur-norte o norte-sur, y el Camino del Prado. Viene éste del término de Alcázar de San Juan en paralelo con el Río Záncara. Allí junto al cruce, el mapa de 1886 registra una casa, la de Amaro, y un Pozo. Un poco más al este, en tierras criptanenses, hay un paraje llamado Prados del Záncara. Y ahora se para a pensar el caminante, y recuerda el Salmo 23:
El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.
Y entonces, después de mucho tiempo, el caminante vuelve a tener esperanza… mientras contempla los Prados del Záncara.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO