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A lo mejor ya va siendo hora de terminar serie, y de cerrar estos capítulos. Nos pusimos hace unos días a tirar del hilo que nos llevara, entre las tinieblas del pasado y las brumas del olvido, a un tiempo ya lejano, allá por los años 60, 70 y 80 del siglo XIX, a una madeja que sólo con muchas dificultades podríamos alcanzar. Esto es todo lo que hemos conseguido. Toca hoy el epílogo. Y nos vamos al año 1891.

Fue Juan Manuel Alarcón y Garay lector asiduo al periódico El siglo futuro. Durante muchos años, sin duda, lo leyó, y muy posiblemente estaba suscrito. Durante muchos años su nombre apareció en sus páginas, por unas razones o por otras, por su participación en suscripciones, por su firma en apoyo de alguien, por su felicitación a algún político. Un día su nombre aparecería en este mismo periódico, pero él ya no estaría allí para leerlo.

Ese día fue el miércoles 19 de agosto de 1891. El siglo futuro publica la necrológica de quien fue uno de sus lectores, del siguiente modo:

El día 11 del actual, y confortado con los Santos Sacramentos, entregó su alma al Criador el Sr. D. Juan Manuel Alarcon y Garay (en Criptana), á la edad de sesenta y tres años, habiendo en su larga vida sido modelo de caballeros, católico fervoroso y caritativo con los pobres que le lloran hoy; nosotros, al enviar el pésame á su apreciable familia, rogamos á nuestros suscritores (sic) unan sus oraciones á las nuestras por el eterno descanso del que fué nuestro amigo y correligionario.

Juan Manuel Alarcón y Garay vivió gran parte de su vida en Campo de Criptana, donde también llegó su final. Pero no era nacido en Criptana, sino en Miguel Esteban, según consta en su expediente académico de la Facultad de Derecho en la Universidad Central. Allí estaba ya estudiando en 1846. El expediente se puede encontrar en el Archivo Histórico Nacional (AHN/2.3.1.21.4.1/Universidades, 3535, Exp. 10: véase la ficha en PARES).

Ahora sí, querido lector… ahora sí estamos ya en el final de esta serie que, lo reconozco, ha dado mucho de sí, aunque, lo reconozco también, no pensé al comienzo que fuese a encontrar tanta materia y tan interesante. Que, por lo menos, las brumas del pasado y las tinieblas del olvido no prevalezcan.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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