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Alcalde, Arbitrio municipal, Arca, Arcón, Arqueo, Ayuntamiento, Caja, Cajero, campo de criptana, Caudales, Cobranza, Consistorial, Contable, Corresponsal, Dinero, DRAE, El Pueblo Manchego, Funcionario, Irregularidad, Panegírico, Papel, Pueblo, Recaudador, Reconocimiento, Superávit
Veíamos en el artículo de ayer cómo el corresponsal del periódico El Pueblo Manchego, autor del artículo titulado “Un ayuntamiento modelo” publicado en el número correspondiente al 14 de octubre, sábado, de 1911, se adentraba en el panegírico consistorial del ayuntamiento de un pueblo innombrado, tan tan elogioso, que podría haber sido identificado con un utópico país de nunca jamás, pueblo idílico, pueblo paradisíaco. Todo era perfecto… excepto por una irregularidad que se había detectado en las cuentas del Ayuntamiento. El corresponsal nos lo cuenta así:
Al hacer un arqueo, se encontraron en caja con más dinero del que arrojaban las cuentas; repasaron éstas, recontaron el dinero y siempre el mismo superávit, no dándose cuenta nadie de tan extraño fenómeno, hasta que el cajero celoso de su buen nombre, les dio la clave del misterio, que no era otra que no haber querido cobrar el premio de cobranza los recaudadores de ciertos arbitrios municipales. Histórico.
Ésta era la tan cacareada “irregularidad” a la que aludía el corresponsal. Nos ha salido una palabra hermosa, palabra rara, a lo mejor anacrónica ya hoy… “arqueo”, que viene, sin duda, del sustantivo “arca”. Sobre ella nos dice el DRAE:
Reconocimiento de los caudales y papeles que existen en la caja de una casa, oficina o corporación.
Es decir, un arqueo es, por decirlo de alguna manera, una auditoría del contenido de un arca, continente habitual de caudales y otros objetos. E imaginamos al funcionario de turno rebuscando en el fondo de un arca, o arcón, objeto básico en el pasado en cualquier casa ¡qué hermosa evocación de tiempos ya pasados!
Y en éstas, mientras el corresponsal termina de contar esta anécdota, se presenta el alcalde de aquel pueblo innombrado, pero lo que diga de él el corresponsal y lo que diga él mismo es tema para otro día y, por tanto, para mañana lo dejamos.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO