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¿Palabras o imágenes? ¿Qué vale más? Supone el que escribe que más valen las palabras, aunque una imagen no viene mal. Las palabras crean y recrean, evocan y juegan con la mente, traen nostalgias y acercan añoranzas, de un tiempo vivido, pero también de un tiempo pasado, algo lejano, el de otras generaciones que ya pasaron hace mucho tiempo. Nos gusta en estos escritos tomar una imagen como fondo y recrearla, y contar cosas, y hacer nuestras microhistorias sobre nos sabemos quién. Sólo el olvido lo sabe.

Nos vamos al periódico Ahora, del martes 12 de marzo de 1935 en particular a su página 18. La encontramos toda ella ocupada por imágenes, aquellas viejas fotografías en blanco y negro, peinados ondulados en ellas, cabello engominado en ellos. Son imágenes de carnavales de diversos puntos de España, y en el centro de ellas un pequeño texto nos ilustra sobre ellas.

Veamos qué dice el texto:

Señoritas que obtuvieron premios en el Concurso del Traje de Cuatro Pesetas (feliz iniciativa de la gran revista “Estampa”, que ha sido seguida entusiásticamente en toda España) celebrado con gran éxito en Criptana (Ciudad Real), con motivo del Carnaval.

Suponemos que la fotografía a la que se refiere es la situada a la izquierda del texto. Dos jóvenes aparecen disfrazadas de vestidos largos, ¿negros?… no lo sabemos, y con mucho vuelo. En la fotografía son negros, pero no sabemos cómo eran en la realidad. Los zapatos… blancos de tacón, a lo mejor precursores de los “manolos”. Dos caras miran a la cámara, fijamente. Ellas son las premiadas.

Y encontramos otro texto más al pie de la página. Se refiere a otra fotografía, situada debajo de la anterior. Dice:

Otras señoritas que obtuvieron premio en el Concurso del Traje de Cuatro Pesetas, celebrado en el Casino Primitivo de Criptana (Foto Sánchez).

Otras dos jóvenes miran a la cámara. En el fondo hay un telón con decoración arquitectónica de espacios difuminados… la típica en los estudios de fotógrafo de la época. Una de ellas viste (así lo parece) un intento de traje de faralaes, con más blanco que negro (el negro sólo en triángulos que ocupan buena parte del vestido largo). La obra nos recuerda a las de la otra fotografía. A lo mejor se pusieron de acuerdo. Vestido largo, ¿negro?, y guantes blancos hasta el codo.

¿Quiénes son? No lo sabemos. Como decimos siempre, el olvido se lo lleva todo, incluso el eco de aquella noche de carnaval de hace tanto tiempo, cuando el mundo era en imágenes de blanco y negro y sepia. Que corra la imaginación… y que las palabras basten más que una imagen.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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