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La estación: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)
Y llegamos a la estación de Criptana. En el mapa del Instituto Geográfico Nacional de 1886 la estación aparece alejada del casco urbano criptanense. Sólo algunas bodegas, a las que hacíamos referencia ayer, la acompañan. Por lo demás, todo es campo, hacia el norte, campo hacia el sur. Llegarían los viajeros a la estación de Criptana y, una vez fuera, tendrían ante ellos campos. Y ante ellos tendrían un largo camino hasta llegar al pueblo. Se hizo primero la línea de ferrocarril. Luego se hizo la estación. Y el camino llegó después.
Está la estación situada (creo que también lo dijimos ayer) a medio camino entre los kilómetros 155 y 156 de la vía férrea. Continúa el ferrocarril. Al norte el mapa muestra un enorme espacio descampado. Son las llamadas “Charcas”. Hoy ya no está descampado; el pueblo ha seguido sus destinos urbanísticos hacia el sur, como era natural. Y así, como quien no quiere la cosa, la estación ha quedado, más o menos, integrada en el casco urbano de Campo de Criptana.

Saliendo de la estación: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)
Un mapa moderno nos muestra las diferencias urbanísticas del Campo de Criptana de hoy. En el centro está en casco urbano original, en forma de avellana, de callejero ordenado, pero no geométrico. El barrio de las Charcas es otra cosa. Se diseñó en forma de damero, como si de una ciudad griega se tratara, o como un Manhattan en plena Mancha, con su propio parque y todo. Calles rectas, manzanas cuadradas o rectangulares lo definen. Y la vía férrea hace de cinturón al sur, cinturón infranqueable para el urbanismo criptanense, una frontera paisajística y también una frontera mental. A un lado lo urbano, y al otro lo rural.
Entre los puntos kilométricos 154 y 155 la vía férrea corta otro camino. Es el llamado de Nieva. Hoy un puente salva el obstáculo del ferrocarril; en otros tiempos había paso a nivel y muy peligroso, en el que los trenes arrollaron algunos carros y costaron algunas vidas. El entonces Camino de Nieva, hoy carretera de Nieva, cruzaba la vía, y nada más cruzarla se bifurcaba en tres, en una trinidad caminera de mucha valía y prestancia Mirando desde el sur, a la izquierda partía el Camino de Campo de Criptana a Manzanares; en el centro estaba el camino mismo de Nieva, y por la derecha partía el Camino del Cerro de la Vega. Esto de los caminos y de las encrucijadas es como la vida misma. En ellos hay que tomar decisiones y tomar una dirección dependiendo del destino que se haya elegido. Unas veces nos equivocaremos, otras no.

Criptana, vista general: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)
Aquí lo dejamos por hoy, a medio camino entre los kilómetros 154 y 155. Llevamos ya recorridos casi catorce kilómetros de la línea férrea desde que entró en término de Campo de Criptana, allá por las tierras bajas del Záncara. Queda poco para que abandone el término criptanense rumbo a Alcázar de San Juan… queda poco, pero queda. Pero esto ya será tema para el artículo de mañana.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO