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Estaba en aquellos días de mediados de junio de 1943 la siega del trigo en su momento culminante, y la de la cebada ya casi acabada. Así eran aquellos comienzos del verano por aquellos tiempos. Nos cuenta esto el periódico Lanza en el número del 18 de junio de ese año. Pero pasaban más cosas, como también nos cuenta este periódico, y por aquellos días el nombre de Campo de Criptana comenzaba a hacerse notar en el mundo del cinematógrafo gracias a uno de sus hijos. Nos referimos a Enrique Alarcón Sánchez-Manjavacas.

Había tenido lugar el llamado «Concurso Nacional Cinematográfico» al que concurrirían, suponemos, algunas de esas películas españolas en blanco y negro que han cruzado ya el estricto límite del canon y forman parte de lleno de lo clásico. Era, como nos cuenta Lanza, por entonces Enrique Alarcón jefe de decoración de «Cifesa», y tres películas de cuyos decorados era responsable estuvieron entre las premiadas en primer, cuarto y sexto lugar. Estas películas fueron Huella de Luz, Forja de almas y la conocidísima Goyescas. No podemos dejar de transcribir el colofón de la nota de Lanza para comprender qué significaba este éxito para el Criptana de entonces:

La antorcha de los éxitos, de la que una chispa de luz es criptanense, se ha apuntado uno más en su brillante historia.

Para quienes hemos visto tantas y tantas películas españolas de aquella época (y las seguiremos viendo, porque hay auténticas obras maestras), «Cifesa» era un nombre bien conocido, casi familiar, porque era sinónimo de «cine español». Comenzó Cifesa su andadura en el año 1932, aunque vivió su periodo de mayor apogeo entre los años 1942 y 1945. Cerraría en 1961. De Cifesa salieron películas tan emblemáticas como La Verbena de la Paloma (1934), dirigida por Benito Perojo, La Hermana San Sulpicio (1934) de Florián Rey, Morena Clara (1936), El Clavo (1944), y, entre otras, Don Quijote de La Mancha (1947), de Rafael Gil.

Respecto a las películas premiadas en 1943 con decorados de Enrique Alarcón, Huella de Luz fue dirigida por Rafael Gil, Forja de Almas por Eusebio Fernández Ardavín y Goyescas, del año 1942, por Benito Perojo.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO