Etiquetas
Cacique, campo de criptana, Carmen, Chico de Criptana, Corrida, Coso, Cuadrilla, Espaa, Gobernador, Gobierno Civil, Matador, Ministro de la Gobernación, Oreja, Palencia, Periódico, Poema, Ramón Baíllo, Sesoin parlamentaria, Torero, Valor
Continuamos en el repaso de la aventura taurina de Ramón Baíllo en 1923, tiempo en que era gobernador de Palencia. Como ya hemos visto en artículos anteriores, tal lid le costó el puesto, pues fue cesado casi inmediatamente, después de una tormentosa sesión parlamentaria, por el ministro de la Gobernación. Hasta ahora hemos visto textos de diferentes tipos sobre el tema. Hoy vamos más allá, y traemos un poema que se le dedicó en el periódico España, en el número del 21 de julio de 1923, cuando ya prácticamente todos los periódicos nacionales se habían hecho eco del asunto. Tiene el poema el siguiente encabezamiento:
LA OREJA DE ORO
(Pasodoble)
Al Chico de Criptana.
In memoriam
del paso poco honroso que hizo en el coso
Y dice así el poema:
¡Hélo! ¡Hélo! ¡Y ole y ele!
Que viene el Gobernador
con su cuadrilla, cual suele
contonearse el matador.
Ninguna prenda le duele
para probar su valor,
y arda el sol como que hiele
siempre sale vencedor.
No del circo di Granata.
ni con el «¡Honor, honor!»
de la «Carmen» insensata
al ver al toreador;
no del circo di Granata.
Sino en la plaza mayor
que hay en todo su Gobierno
civil, sale en competencia
con el hijo y con el yerno
del cacique, la Excelencia
dispuesto a colgar de un cuerno
en la plaza de Palencia.
Como si es el Jueves Santo,
Corpus Christi o la Ascensión
el sol relucía tanto
presidiendo la función,
que la dama arroja el manto
para ponerse el mantón,
y en su sepulcro San Anto-
lín celebra el ser Patrón.
Ya torea por verónicas,
ya torea al alimón,
sus gaoneras armónicas
y sus pases de tirón
columnas dórico-jónicas
del templo taurino son,
y sus largas salomónicas
arrancan una ovación.
¡Éstas, éstas fiestas tónicas
necesita la nación!
Y así transcurrió la becerrada. Pero hay más. Otra tirada de poemas sigue y da cuenta del cese del gobernador:
Mas ya es pasada la tarde y otro día de mañana
el telégrafo oficial llama al Chico de Criptana.
Le llamaba su ministro para quitarle la gana
de que se diera a corridas ni a ninguna gloria vana.
Así son todas las cosas en este pobre país:
Hubo en tiempos un torero que le decían don Luis
que, sin más, gobernador fué y hasta estuvo en un tris
que no le hicieran ministro. Pues ¿por qué razón non bis
in idem? ¿Eso es justicia? ¡Eso es política vieja!
Yo propongo a la opinión con un adarme de sensa-
tez, que pidamos a coro
si hay un resto de conciencia,
¡que le den la oreja
de oro
de la Prensa,
a aquél Chico de Criptana gobernador de Palencia!
Firma «Tito Liviano», sin duda irónico pseudónimo que intenta recordar al romano historiador Tito Livio, aunque, hay reconocerlo, sus ripios no son demasiado buenos. Y así, otro texto más, otra crónica más sobre el «Chico de Criptana» y su faena taurina. Pero, lector, no se agota aquí la materia. Queda más, mucho más, que decir sobre aquel gobernador de Palencia, hijo de Campo de Criptana, que por un día, por una vez, fue torero, y se puso de sobrenombre el de su pueblo. Eso siempre es de alabar. Y así, para acabar…¡hay que ver lo que dio de hablar el Chico de Criptana!
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO