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Tiene cuevas desde no sé hace cuanto Campo de Criptana. Tiene cuevas, cuevas vivienda, al pie de la Sierra, o en el «halda de la Sierra», como aún hay quien aún acertadamente dice, y hay también cuevas en el llano, cuevas bajo las casas, cuevas que servían para almacenar alimentos, el vino y otras cosas. La tierra criptanense da para eso, y acoge bien esas cuevas, de formas caprichosas a veces, bien encaladas, bien fresquitas en verano y agradables en invierno, cuevas recoletas la mayor parte, cuevas que animan al recogimiento, o a lo mejor a la comunión con la naturaleza y con la tierra.

Sin embargo, de vez en cuando ha habido problemas en esas cuevas, y algunas se han caído, casi como una venganza de la tierra que quiere recuperar su espacio, o porque el agua quiere retomar el suyo. Eso ocurrió en el año 1892, y del asunto se dio cuenta debidamente, como correspondía a una cuestión de interés vital en Campo de Criptana, en las sesiones del Ayuntamiento, en particular en la celebrada el día 4 de abril. Así nos lo cuenta el extracto publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 9 de mayo de 1892. Y, como podemos deducir, la causante de los destrozos había sido la lluvia.

Veamos las dos referencias a cuevas, una a las del Cerro de la Paz y otra a las de la Calle del Sol.

Cerro de la Paz

Que se considere depósito de escombros, hasta que quede nivelada la superficie, la fosa producida por hundimiento de una cueva en las de la Paz.

Calle del Sol

Autorizar al Sr. Alcalde para que con los peritos, determine la obra necesaria al cierre de una zanja abierta por un vecino en la calle del Sol, para desagüe de cuevas inundadas en el último temporal.

Era la Calle del Sol en aquel tiempo última frontera urbana criptanense, calle que iba a parar al campo, calle no tan populosa como hoy. Y tenía ya sin duda, como tuvo hasta no hace mucho, un arroyo que corría por el centro de la calzada buscando los campos… o a lo mejor el mar, que es lo que anhela toda corriente de agua que se precie. Fue quizá ese arroyo el responsable de esta inundación, pues esas cuevas, en realidad sótanos en la tierra, estaban por debajo del nivel de la calle y ésta, la Calle del Sol, recogía mucha agua en momentos de lluvia.

Y además hubo otras medidas urbanísticas que se acordaron en aquella sesión. Fue el empedrado de aceras y cunetas en la calle del Norte. El gasto del empedrado de las aceras correría a cargo con reparto «à prorrata-porción» entre los vecinos afectados. El municipio, en cambio, se encargaría de pagar las «cuentas», errata sin duda, en lugar de «cunetas».

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO