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Desde el Cerro de Criptana_Óleo José Manuel Cañas Reíllo 2003

Desde el Cerro de Criptana: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2003)

En el post de ayer,  8 de abril, traté sobre el alboroto que tuvo lugar en Campo de Criptana la tarde en que se traía a su patrona desde su santuario a la Iglesia Parroquial. Era, como ya dije, una información de un corresponsal que había llegado por telégrafo al periódico El Pueblo Manchego la tarde del día 8 de abril de 1912, poco después de haber ocurrido el hecho. La noticia salió publicada al día siguiente, el 9 de abril, en el núm. 375. Cuando se envió, por tanto, con los hechos tan recientes, no se tenía aún muy claro qué había ocurrido, por lo que la noticia no aportaba demasiados detalles al respecto ni se sabía muy bien en qué había acabado todo aquello. Por ello, para ampliar la información, el periódico El Pueblo Manchego dedicó otro espacio al mismo tema el día siguiente, el 10 de abril de 1912, miércoles (núm. 376), con la finalidad de proporcionar más luz sobre las circunstancias de unos hechos que habían empañado un día que tendría que haber sido de celebración y devoción para los criptanenses.

Esta segunda noticia, de bastante extensión, aclara completamente todos los hechos. Sin embargo, presenta algunos defectos de redacción y de estilo que en ocasiones dificultan la comprensión; esto nos lleva a pensar que probablemente se redactó de una manera apresurada y poco diligente. Presenta esta noticia asimismo algunas faltas de ortografía bastante llamativas, como «explendidez», y vocablos inexistentes en castellano, que bien pueden considerarse como erratas, como «populado», quizá en lugar de «populacho». Reproduzco a continuación este texto manteniendo el uso de tildes según las normas ortográficas de la época. Dice así:

AMPLIACIÓN DE NUESTRAS NOTICIAS DE AYER

Después de la tempestad. – Curiosos detalles de lo ocurrido

Ampliando el despacho é información telegráfica de hoy, vamos á estudiar los hechos haciendo el relato de lo ocurrido.

Es inmemorial la costumbre local de consagrar á su excelsa patrona la Santísima Virgen de Criptana, el primer día después del Domingo de Resurrección, haciéndolo todo el mundo fiesta y cumpliendo todos con la obligación de oír misa en día festivo, al efecto en el hermoso cerro que coronado por la ermita de la santa y veneranda imágen sirve como de avanzado vigía á los beneficios de la Virgen para sus devotos, concurren en este día la mayor parte de los habitantes de esta villa en romería á prestar el homenaje de su sumisión y respeto, de su agradecimiento.

Santuario de la Virgen de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2012)

Así ayer que la explendidez (sic) del día contribuyó á animar más la escena y festival fueron innumerables, no se pueden contar las personas que estuvieron en el Cerro de la Virgen en la función religiosa que en su honor se celebra anualmente, muchas familias quedaron allí gozando las esplendideces de la primavera y allí en alegres corros veíanse las humeantes sartenes que contenían el rico arroz y pollo, menú obligado en estas giras.

A las cinco y media de la tarde salió la procesión que empezando en el cerro termina después de un recorrido de tres kilómetros en la Iglesia parroquial y ni que decir tiene que sin salir á esperar la madre de los hijos de Criptana no se quedó siquiera uno, bueno se entiende, por que también los pueblos tienen sus hijos espureos, y se congregó el pueblo y ocho, nueve mil personas creo son pocas para representar la muchedumbre, el pueblo en masa con un solo corazón y respondiendo al impulso de la misma honda eléctrica concurrió como otros años, como siempre á recibir á la Virgen santa y bendita que bajo su manto protector nos ampara.

Desde el cerro: Foto de José Manuel Cañas Reíllo 2011

Serían las seis y cuarto de la tarde cuando llegó á las orillas del pueblo la procesión sin que el más ligero incidente turbara el orden y religioso silencio de las muchedumbres reunidas. Puesta en marcha por la calle de la expresada virgen de Criptana, al llegar frente á los números 17 á 21 un agente de la autoridad, el sereno Manuel Olivares Quintanar detuvo ó pretendió detener al vecino Blas Escobar por desacato y desobediencia á la autoridad, dado caso que como encargado el agente del mantenimiento del orden hubo de disponer hicieran el favor de marchar algo más deprisa de como venían andando. El Blas Escobar en lugar de obedecer al requerimiento de la autoridad hizo ó dijo precisamente todo lo contrario porque dicen que, repecto el agente que se lo ordenaba tenía ciertos resentimientos porque en día no muy lejano cacheando una noche, recogió una navaja de dimensiones más que regulares á un hijo del Escobar, y ante sus manifestaciones lo detuvo y trató de conducirlo al Depósito judicial ó Cárcel, y en cuya operación fué el sereno ayudado por el peón público Manuel Ramos entre quienes con algo de violencia lo condujeron y apresaron.

Este fué el chispazo y la causa de la alteración del orden. Puesto de pretesto (sic) la sensiblería popular es preciso calcular su conmoción ante el espectáculo de un hombre conducido á la fuerza á la prisión y á este hombre tirándole de la chaqueta en sentido contrario al que la autoridad le hacía caminar y llorando á grito pelado su esposa y uno ó dos hijos oponiéndose con sus llantos y con sus gritos al encerramiento y conducción de su padre y marido á la cárcel, lugar desde luego no muy honroso.

Al grupo descrito anteriormente se unieron otros parientes y amigos, luego muchos curiosos y en fin, así llegó la comitiva á la puerta de la cárcel donde fué encerrado el autor del escándalo. Pero la plebe irreflexiva de si y acaso azuzada por el falso sentimentalismo á que aludí, comenzó a pedir la libertad del preso, de ahí y como viera que la guardia civil vino á proteger la cárcel no faltó quien dijo ¡¡¡muera la guardia civil!!! como tampoco quien gritara ¡¡viva la república!! Eran gritos inarticulados del ser inconsciente de lo que dice y como dijo aquello pudo decir otra cosa.

A todo esto, la procesión siguió su curso sin más contratiempo que el cambio de ruta por que los alborotadores decían no podía ni debía pasar la Virgen por la cárcel habiendo preso un hombre sin motivo, y llegó a la Iglesia parroquial donde con toda solemnidad se entonó el Salve Regina tradicional.

Mientras tanto, los alborotadores, no se les puede llamar otra cosa, seguían gritando, sin atender las palabras de la autoridad ni querer escuchar al señor juez de instrucción, que por casualidad se hallaba en la localidad, quien en vista de la actitud del populado (sic) y acaso como mal menor ordenó la libertad del detenido que no bastó á satisfacer las ansias de la ineducación que en el paroxismo de su frenesí loco, rompió las puertas de la cárcel, no faltando quien pretendiese agredir á los cinco números del benemérito Instituto de la guardia civil; pero en fin, ello es que insultada la fuerza pública de palabra y hasta creo que de obra los ánimos con la salida del preso y el sedante de la reflexión que entró en muchos, fueron calmándose quedando totalmente tranquilos cuando llegó el reverendo párroco D. Ramón Cano y predicó á todos el orden y respeto á los poderes constituídos.

En aquél momento y hora quedó todo terminado á las ocho y media de la noche, tanto que á las nueve y media se celebró un baile por la sociedad filarmónica Beethoven que estuvo muy concurrido y sin el menor asomo de desorden ni mucho menos.

Después, nada, la vida ordinaria de un pueblo trabajador y honrado. Las autoridades que han ido y han venido de un lado para otro instruyendo causas y sumarios.

Se han hecho muchas detenciones sin importancia. Vino el señor juez de instrucción de Alcázar á hacerse cargo del sumario y temó declaraciones. Han llegado también el capitán de la benemérita y el teniente coronel primer jefe pero creo se marchen todos porque todo ha terminado.

Fogata de virutas y nada más.

Plaza de Campo de Criptana_Óleo de José Manuel Cañas Reíllo 2005

Plaza de Campo de Criptana: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)

Como dije ayer, un incidente de pequeña importancia dio lugar a un conflicto que por espacio de más de dos horas perturbó la paz de un momento tan importante para los criptanenses como la procesión de llegada de su patrona al pueblo. Como vemos, el corresponsal pone un gran empeño en contraponer la normalidad de la romería por la mañana, con la excepcionalidad de la situación que tuvo lugar por la tarde; todo un pueblo unido en la devoción, frente a algunos individuos «espureos» e irrespetuosos. Detalla la noticia algunos puntos de la historia, como la hora a la que ocurrió el incidente (18:30 de la tarde), el lugar (los números 17 a 21 de la Calle de la Virgen) y las posibles causas, más pertenecientes al pasado que al presente. Una historia, en fin, de resentimientos.

Además del protagonista principal, Blas Escobar, aparecen en la historia algunos personajes criptanenses de la época, como Manuel Olivares Quintanar, el agente de la autoridad, Manuel Ramos, empleado municipal, y Ramón Cano, párroco por aquel entonces de Campo de Criptana, que intentó poner orden en tanto desatino.

Al final, parece que el conflicto no fue a más y Criptana volvió a la normalidad.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO