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campo de criptana, Carmelita, Casa, Chimenea, Cielo, Convento, Destino, Detective, Dibujo, Espadaña, Francisco García Pavón, Gregorio Prieto, Iglesia, Molino de viento, Museo, Paisaje, Pintor, Plinio, Revista, Sierra, Tejado, Tomelloso, Valdepeñas

Criptana mirando al sur: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2015)
Hacía tiempo que no hablábamos de molinos. Y hacía mucho tiempo más que el nombre de Gregorio Prieto no aparecía en los artículos de este blog. Lo cierto es que, cuando se habla de Campo de Criptana a mediados del siglo XX, no se puede hacer sin que aparezca de vez en cuando, o muchas veces, Gregorio Prieto, porque estableció un vínculo espiritual, que también fue vínculo artístico, con los molinos criptanenses, con su sierra, con sus casas blancas encabalgadas en la pendiente. Perteneció Gregorio Prieto a ese reducido grupo de visionarios que en aquel tiempo, contra viento y marea, creyó en el legado quijotesco de Campo de Criptana, y que vio claramente, junto a unos pocos, que esos molinos no podían caer en el olvido, ni en la ruina, ni desaparecer de la cresta serrana criptanense. Campo de Criptana, sin sus molinos sobre su sierra era (y es) inconcebible (véanse: El pintor Gregorio Prieto y los molinos de viento de Campo de Criptana, 1961, I; y El pintor Gregorio prieto y los molinos de Campo de Criptana, 1961, II).
Gregorio Prieto pintó muchas veces los molinos de Campo de Criptana. Y también los dibujó. De uno de sus dibujos, precisamente, nos ocupamos hoy. El dibujo, de líneas blancas y puras, se publicó la revista Destino, número 826, del año 1953, pág, 19. Ilustraba, como no podía ser de otra manera, un artículo que hablaba sobre el molino de viento así, como concepto general, como idea, como entidad real o irreal, y también sobre el futuro museo de Gregorio Prieto en Valdepeñas. Fue el autor del artículo Francisco García Pavón, quien creó la famosa figura del detective de Tomelloso, Plinio, cuyas historias con tanta y tan grande fruición leyó el que esto escribe. Y relee de vez en cuando todavía… y cada vez con mayor placer y deleite.

Hablando de molinos de viento: Acuarela de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Es el protagonista principal del dibujo de Prieto un molino de viento, un molino criptanense. Es el del Cerro de la Virgen de la Paz. Surge como señor del paisaje que es entre un puñado de tejados y casas, y sus chimeneas. En primer término aparece la sierra, con algunas de sus grandes piedras planas, y algún gracioso matojillo de hierba adorna por aquí y por allí su espacio. Hay chimeneas, muchas chimeneas, que parecen sustentar al molino, o a lo mejor también al horizonte, o a lo mejor incluso al cielo. Nunca se sabe. Y allí a la izquierda, detrás de una muralla que imagina quien observa el dibujo blanca, porque el blanco es el color de Campo de Criptana, o era… allí asoma como temerosa, como fuera de lugar, como asustadiza, esa espadaña postiza que corona la fachada de la iglesia de Convento de Carmelitas de Campo de Criptana.

Criptana y la llanura: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Y allí, detrás de la espadaña, horadada por sus cuatro ventanitas y una pequeña cruz en la cúspide, detrás aparece, un tejado del convento, con su forma cuadrada, disimulada con cuatro trazos, para que el lector tenga espacio para imaginar, que es lo importante. A lo mejor la función del pintor no es dar la imagen completamente masticada al espectador. A lo mejor es más conveniente dejar espacio a la recreación, a la evocación, a que el espectador en su mente configure su propia visión de las cosas de acuerdo con sus parámetros y su visión del universo y su mundo. Y detrás de todo el conjunto aparece el horizonte, el horizonte lejano y el cercano, y los campos y lo que parece algún pequeño olivar, y quizá algún camino, y pequeñas colinas allí, al final de todo.
Pero el molino de viento es señor y domina todo. Domina las casas, domina el horizonte y domina el cielo. Y Gregorio Prieto así lo veía y así lo dibujó.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO