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Hace 108 años y unos días que, de nuevo, don Bernardo y su filarmónica tuvieron la oportunidad de acompañar un acto religioso-social con su música. Digamos la verdad sin rubor. Si hay un criptanense que estuvo muy presente en la vida social y cultural del Criptana de aquellos años fue don Bernardo; y puede que por ello se convirtiese, allá por 1905, en diana de burlas de un Azorín que, con mucha mala leche, lo inmortalizó en sus artículos de la Ruta del Quijote publicados en el periódico El Imparcial, como uno de los “sanchos” de Criptana. Don Bernardo era el “sancho” que había compuesto un himno a Cervantes que interesó bien poco a Azorín (véase: Viajeros en Campo de Criptana: Azorín, su «Ruta del Quijote» y el himno de don Bernardo, 1905; y De nuevo… don Bernardo, músico compositor, Campo de Criptana 1905).

Añadamos a ello que no había acto en Campo de Criptana en el que no estuviese presente la música. Y allí estaban, siempre, don Bernardo y su filarmónica. Hemos traído ya en este blog a lo largo del tiempo muchos ejemplos de ello. Traigamos hoy uno más, porque, hay que reconocerlo, tiene que reconocerlo el que escribe, hay criptanenses de los que uno no se cansa de escribir, criptanenses que dan para mucho… y de calidad.

Nos quedábamos, pues, en el pasado, hace 108 años y algunos días, particularmente, en el 28 de marzo de 1911. Hacía poco que se había fundado en Campo de Criptana la Adoración Nocturna. En esto Campo de Criptana fue pueblo pionero en la provincia(véase: Los comienzos de la Adoración Nocturna en Campo de Criptana, 1911), al igual que también lo fue en la creación de cooperativas vinícolas en España. Para dar respaldo a tal institución, se celebraron una serie de actos que contaron con jerarquías eclesiásticas y con pomposas celebraciones. Todo nos lo cuenta el periódico El Pueblo Manchego, año I, núm. 71, del 29 de marzo de 1911, periódico que, como ya hemos visto en muchas ocasiones, estaba muy pendiente de lo que ocurría en Criptana. No en vano, Criptana tenía su propio corresponsal y éste no dejaba pasar una oportunidad de informar sobre su pueblo. Pero vayamos al grano, porque, desconozco la razón, tiende hoy el que escribe a perderse por los cerros de Úbeda en este artículo.

Cuenta el periódico, como íbamos diciendo, que llegó el día 25 de marzo un tren mixto a la estación de Campo de Criptana. Y llegó en él el obispo de Ciudad Real, y su capellán, y el presidente del Consejo Diocesano de Acción Social Católica, y más. Y había una comisión de Campo de Criptana, con el párroco de entonces, Ramón Cano Paños, y con Manuel Bellido, “distinguido ingeniero de caminos y municipal de este pueblo y verdadera alma de la Adoración entre nosotros”.

¿Y quiénes esperaban en la estación? Nos lo dice así el periódico, pero advirtamos antes que mantenemos escrupulosamente la ortografía, especialmente en lo que se refiere al uso de tildes, del corresponsal criptanense, muy suyo en este aspecto:

En la estación á la llegada del tren, se encontraban el Ayuntamiento en pleno con su presidente el alcalde don Hilarión Escobar á la cabeza, las autoridades judiciales presididas por el digno juez D. Gregorio Juan José Perucho, la benemérita, la sección adoradora completa con su Consejo directivo al frente, las Comisiones de las secciones de Madrid, Ciudad Real, Valdepeñas, Manzanares, Villacañas y Quintanar, que aceptando la invitación de la sección neófita, habían acudido á compartir con ella el entusiasmo que prestan y comunican solemnidades tan suntuosas y desusadas, los elementos de más valía y prestigiosos de la localidad y una muchedumbre del pueblo que acudió á vitorear al Prelado.

¿Y música? ¿Hubo también música? Pues claro que la hubo. Sigue diciendo el periódico:

Precedidos por la notable banda de música que dirige D. Bernardo Gómez, que saludó á S.S. con la marcha de Infantes llegamos á la Iglesia parroquial y desde allí á la magnífica casa rectoral por breves horas convertido en palachetto episcopabili, siendo el Prelado frenéticamente vitoreado.

Damos de aquí un salto, y dejamos a un lado los demás actos y descripciones que nos ofrece el periódico. Y nos vamos de nuevo a don Bernardo, en este caso como intérprete de órgano. Llegó la comitiva a la parroquia, y allí de nuevo esperaba la música… con don Bernardo. Así sigue el periódico:

Al entrar la custodia en el templo, fue el momento inenarrable. Los arpegios del órgano que pulsado por manos tan hábiles y maestras como las del profesor D. Bernardo Gómez, hacía pensar en las armonías célicas de los ángeles y si á esto se une el grandioso espectáculo y la impresión que produce escuchar en coro cerrado cien viriles voces de hombres esforzados que entonaron el Tantum ergo, se comprenderá como las lágrimas asomaron á los ojos de los fieles para alabar á su Dios, que consuelos tan grandes les proporcionaba.

Y aquí lo dejamos por hoy, don Bernardo director de filarmónica, don Bernardo intérprete de órgano y… además, miembro de la Adoración Nocturna criptanense.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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